miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿Por qué las mujeres la hacen de jamón? (Parte I)

Si, si ya lo sé. Este tema ya esta trillado y hace poco incluso lo sacaron a colación en el noticiero. Pero este es mi blog y aquí escribo de lo que me viene en gana a la hora que yo quiera, así que se aguanta Usted. Bueno, volviendo al tema, a continuación trataremos de darle una disertación racional y comprensible para la mayoría, a uno de los mayores enigmas de la civilización, un enigma más grande que el monstruo del Lago Ness, un intríngulis más difícil que la maldición de Tutankamón, una respuesta más enigmática que las del Oráculo de Delfos, una interrogante mucho más importante que el Ser o no Ser. Y esto es….

¿Por qué las mujeres la hacen de jamón?

Cualquier individuo del género masculino que haya convivido con una mujer sabe de lo que le hablo. Hasta Usted, que se hace tonto. He realizado encuestas con pilotos de Fórmula Uno, con afamados vaqueros de rodeo, con el comandante del Apollo 13, y hasta con los urbaneros de la colonia Trópico, y todos coinciden en que lo más difícil de manejar es la relación con una dama. Y es que las féminas son algo especial. ¡Hey! ¿Por qué diablos piensan todas ustedes que la misoginia me domina? No señor. No soy misógino. Al menos hasta en tanto se demuestre lo contrario, vivimos en un país de derechos. Esto es una realidad. No hay forma de tenerlas contentas. Aquí varios ejemplos.

Una discusión, cualquiera. Del nivel que quiera y en el plano que se le antoje. Si tenemos razón, jamás lo reconocerán. Ellas deben decir la última palabra. Siempre. Ellas deben tener razón. Y no porque la tengan. Tampoco porque la quieran imponer. Es tan solo porque si creen que la tienen jamás las convenceremos de lo contrario, y así como una gota de agua llega, con su constancia, a horadar la más dura roca, así nos estarán jode y jode hasta que les demos la razón que creen tener. Y si por alguna razón llegan a la conclusión de que No la tienen, siempre estará a la mano el recurso de las lágrimas, y entonces les daremos la razón aunque no la tengan. Tengan o no tengan la razón, sea o no relevante el tema que se toca, la harán de jamón hasta que el asunto quede a su entera satisfacción. Jamás intente ganarles una discusión, es inútil. Si de verdad aprecia usted su tranquilidad diga a la mitad de las cosas que sí, hable de los enormes beneficios de las decisiones de Ella en una cuarta parte de las cosas, y en la cuarta parte restante presente usted una resistencia tan débil que sea vencida con la primera andanada de sus argumentos. Se ahorrara usted mucho tiempo del que puede invertir en ver el Súper Bowl o beber cerveza, y no despertará sus sospechas. No se le ocurra despegarse un ápice de estas instrucciones porque se arriesga a que se la hagan de jamón hasta que le salgan a Usted piedras dentro de las piedras del hígado. Y un consejo de Oro: no intente bajo ninguna circunstancia terminar una discusión por la vía del knock out. Jamás. Ni a favor ni en contra. Si intenta usted argumentarle de tal modo de acabar con ella rápidamente, se levantará una y otra vez y recurrirá a lo que sea para no quedar mal. Si por el contrario, usted decide hacerse el muerto y se tira a la lona al primer derechazo, ella se dará cuenta de que finge sordera para terminar con el pleito, y le molestará hasta que se levante Usted a seguir peleando.

Las compras y los vestidos. ¿Le acompañará de compras? Antes vaya Usted y cómprese una revista. No olvide ir de tenis, estará mucho tiempo parado. Se probará los vestidos más feos tan sólo para verificar que esté Usted poniendo atención. Intentará llevarse lo más caro que haya en la tienda. Le obligará a fungir de crítico de todo lo que se pruebe. Damas: ¿acaso no se dan cuenta de que como decía Rudyard Kipling “todo está en el estado mental”? si piensan que se ven bonitas, seguramente lo están. Si piensan que no les queda bien, lo más seguro es que les quede terrible. En fin. No se dan cuenta, ya lo sé. Seguimos. Mucho cuidado con las expresiones faciales, debe Usted ser una estatua de mármol. El error de levantar una ceja, torcer los labios, dar un suspiro mal acomodado mientras observa lo que ella se mide, puede acarrearle otras cuatro horas de deambular por las tiendas. No. Sea Usted un verdadero artista de la gesticulación. Aguante estoicamente un par de horas, al cabo de las cuales, empiece a elogiar los vestidos, faldas, blusas, etc, indicando apenas pequeños detalles imperceptibles que nadie observará tales como la costura interior de la valenciana, la etiqueta que queda por dentro o cualquiera de esas pequeñeces que no le irritarán. Piense que esto es solo una vez al mes, y por una vez al mes usted es capaz de aguantar lo que sea. ¿Entendió? Lo que sea.

Las culpas. Aquí es donde Usted se sentirá desgraciado a más no poder. Es en este tema en donde pierde sentido vivir. Caso número uno: la culpa es suya. Si, de Usted mi amigo. Ella le echará en cara su culpa. Que si perdieron el autobús, que si no consiguió a tiempo el boleto de teatro, que si llegaron 5 minutos tarde a la función del cine. Todo cuenta. Nada escapa. Nadie está exento. Y esto mi amigo, es intemporal y universal, ocurre y ocurrirá en cualquier sitio y una vez que sucede durará para siempre. Pasarán los años y ella le echará en cara que usted no le avisó que se había chispado el botón de su falda y ya andaba enseñando el medio fondo, siendo que Usted no se lo dijo porque la vez pasada que lo hizo, ella lloró semanas enteras porque Usted se atrevió a insinuarle que está gorda. Recuerde, nada vale, todo cuenta, resígnese. Si es su culpa mi amigo, cargará con ella por Mil años, o lo que le quede de vida, lo que ocurra después.

Caso número dos: la culpa es de ella. Entonces usted tiene la opción de echárselo en cara, por lo que ella se molestará y se irritará al grado de que la princesa con la que se ha unido de repente se volverá Hulk el hombre verde. Se defenderá y por último utilizará el recurso de las lágrimas públicas y las confesiones a sus amigas, lo que lo dejará a Usted en un papel de malvado tal que Osama Bin Laden parecerá un párvulo comparado con Usted, mi amiguito. Si por el contrario usted decide callarlo y pasarlo por alto, ella se molestará porque Usted se da cuenta de las cosas y no le dice nada. Es muy posible que se lo reproche y puede que el asunto llegue nuevamente hasta las lágrimas, y usted a una condición por demás está decirlo miserable.

En fin mi estimado. No se ha salvado Usted. No se salva o no se salvará. Lo que ocurra primero.

¿Caramba, que hoy no vamos a dormir?

1 comentario:

  1. VIENDO DESDE OTRO ANGULO, EN REALIDAD NOS VEMOS ASI EXACTO COMO SOMOS ADORABLES Y TOTAL Y DESQUICIADAMENTE COMPLICADAS, ESO ES LO QUE NOS HACE UNICAS, ME ENCANTA ESA MANERA TAN CHIC EN COMO NOS DESCRIBES

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