miércoles, 13 de mayo de 2015

¿Qué compras con $200?

Vamos a hacer una suposición: en la diversión de una reunión te piden pasar a un concurso de… lo que sea, globos, sillas, música, etcétera. Y te ganas $200. No hay premios como tales. No hubo nunca o se acabaron. Pero concursaste y...ganaste. Hay $200. ¿Qué compras con $200? Veamos:

1.- Con $200 puedes comprar, si gustas, una prenda en la rebaja de una tienda. Una prenda bonita, algo que te quede, puedes utilizar el tiempo que gustes en su elección, puedes apartarla si no te alcanza el dinero para pagarla completa, y con eso la asegurarías para posteriormente poder liquidarla. Podrías comprarte una playera o una bufanda, una blusa o apartar un suéter, una gorra o un sombrero. Podrías apartar un pantalón o comprar una bermuda. Algo que puedas utilizar posteriormente, algo que te haga sentir bien con el incentivo de que, al menos parcialmente, ¡te lo ganaste!

¿Ves? Con $200 puedes comprar autoestima.

2.- Con $200 puedes comprarte un recipiente de plástico. Pudieras, también, si quisieras, comprar un par de metros de alambre o limpiapipas o un tramo de franela para forrar el alambre y hacerlo un gran aro con un mango para sostenerlo. Alcanzaría para comprar una botella de jabón líquido y te sobraría mucho aún. Podrías combinar agua con el jabón, sumergir tu aro, soplarlo después y fabricar un número infinito de pompas de jabón de colores (¿has observado que las pompas de jabón no son transparentes sino de colores, VERDAD?)

Podrías, si quisieras y te quedara energía, perseguir las pompas de jabón por calles, campos y prados. Podrías, de un soplido, fabricar tantas, tan variadas y bonitas, que incluso podrías darte el lujo de invitar a familiares y amigos a la absurda persecución del espacio vacío, personalizado en una pompa de jabón. Una o más para cada quien, incluso.

¿Ves? Con $200 puedes comprar diversión.

3.- Con $200 puedes comprarte una grapa. Incluso te sobra un poco, para conseguir algo para rebajarla. Con eso te pones Feliz y sin hambre, te sientes un tanto alterado y bastante poderoso je. Puedes incluso invitar a un (a) amig@. Y volar los dos. Puedes hacer locuras que nunca se te habrían ocurrido en tus 5, con el plus de tener un cómplice y reír de sus aventuras. Puedes ver mejor, oír más y creer que eres mucho más inteligente de lo que probablemente seas.

Puedes pensar que es lo mejor del mundo mundial claro, hasta antes de que se te acabe el efecto. Hasta antes de que te des cuenta del tamaño de las locuras que hiciste y debas reparar, mezclando la actividad con ansiedad y (uno que otro loco) hasta con depresión.

¿Ves? Con $200 puedes también, si quieres, comprar problemas.

4.- Con $200 puedes acudir a la pastelería (esa que me gusta) y pedir un pequeño pastelito de 1/8 de Kg., del sabor que quieras, y alcanza aun para dos capuchinos. Puedes invitar a una persona especial y sorprenderla con una gran rebanada de pastel y un café.

Una rebanada de pastel alcanza, si uno quiere, para conversar mucho. Puedes preguntarle, aprovechando que l@ has drogado con el pastel J , acerca de su vida, de lo que piensa, de lo que cree que tú piensas, de lo que cree que tú crees que piensa. Una rebanada de pastel y un capuchino alcanzan para mirar mucho a los ojos de una persona hasta que te hablen. Alcanza para escuchar lo que piensa aunque no te lo diga, para saber quién es e intuir (en tu vida) quien va a ser. Alcanza para escucharte a ti mism@ hasta que te digas qué haces ahí y qué es lo que quieres.

¿Ves? Con $200 puedes también, si tuvieses intención, comprar ilusión.

5.- Con $200 puedes ir a la papelería. En una papelería $200 es mucho dinero. Puedes comprar una libreta y una pluma. Creo que aun te sobrarían algo así como $150. Puedes ahorrarlos.
Puedes buscar un espacio del día para estar sol@, con tu libreta y tu pluma, y hacer planes. Grandes o chicos. Inmediatos o a largo plazo. Puedes colocar metas intermedias o trazar con tu pluma, un plan lineal o redundante hacia lo que quieres ser, hacia lo que quieres hacer, o hacia lo que quieres tener. Y tienes $150 para comenzar. Por si los despreciabas te comentaré: ¿Sabes que hasta la nada es un comienzo? Puedes empezar algo duradero. Algo muy bonito o algo grande, muy grande.

¿Ves? Con $200 puedes comprar un futuro.

6.- $200 alcanzan para algo así como 11 ó 12 globos inflados con helio y rematados con un hermoso listón. $200 alcanzan para utensilios de juguete, de plástico. $200 alcanzan perfectamente para una pelota de goma o una pelota de plástico. Y en los tres casos sobra aún para comprar un refresco frío.
Puedes ir a donde tu pequeña hija duerme y sorprenderla con una nube de hermosos globos en el techo de su habitación, y anudar los listones a los dedos de sus pies y hacerle cosquillas y desternillarse de risa hasta que no puedan más. Puedes recostarte junto a ella y golpear los globos con las plantas de los pies mientras ríen. Puedes darte un domingo para llevarla al patio, cortar todo tipo de hojas, flores, recoger piedras, y jugar a la comidita, enseñarle de ese modo a ser grande.
Un día, le enseñes o No….lo será. Vale más que lo sepas.
Puedes llegar temprano del trabajo y jugar con tu hijo en el patio, en el parque, con la pelota y un madero a modo de bate de béisbol. Puedes darte cuenta de cuánto ha crecido y de lo diestro que es Ya (y de la falta que te hace a ti mismo ejercitarte). Pueden patear juntos esa pelota hasta que tus Prada se abran de la punta, justo como gastabas los zapatos cuando niño.
Pueden sentarse en la banqueta a tomar el refresco.

¿Ves? Aunque parezca que no, con $200 puedes comprar también felicidad.

Ya me voy a  dormir, hoy fue un día kilométrico, y ya ando alucinando creo je. A fin de cuentas a estas alturas ya viste, creo, que la cantidad es lo que menos importa.
Ten excelente noche.




martes, 12 de mayo de 2015

Que madres!

Rara vez escribo una columna a petición. Trato de ser libre en ese aspecto. Pero por alguna extraña razón hoy, amigo, decidí romper esa regla no escrita. Y es que el tema en sí,  es necesario, preponderante, y por supuesto, a tono con la fecha. Ha adivinado usted: Las Madres. 
Ya vi su cara de aburrimiento: un rollo más en el choteadísimo mundo de los rollos que tienen  que ver con el día dedicado a nuestras santas madrecitas. Ha atinado.
Tan solo ayer desde las cero horas el vecino se desgañitaba cantando las mañanitas acompañadas de un mariachi ramplón que se escuchaba menos que los ladridos de los perros.
Eso sí, con mucho sentimiento (Los perros. El mariachi ni se escuchaba, y el tipo ya estaba muy ebrio)
Muchos cuetes, una enorme demanda de flores y cervezas redondean el 10 de mayo. Los papás nos volvemos invisibles y los hijos, junto a su madre, pasan a ocupar los reflectores del día. Sirva de pretexto para tremendas comilonas y memorables borracheras que luego terminan en pleitos a muerte entre hermanos, amargando el día a aquella homenajeada a quien se le pretendía endulzar. En fin, esto, mi desvelado lector, es narrativa. Pura narrativa. Y este es un espacio de reflexión (Solo la mía, por cierto, así que Ud. se aguanta J ).
Y la reflexión va en el sentido de las madres que son al mismo tiempo padres. (¿Por qué no al revés? Bueno la respuesta es simple: porque acaba de ser día de las madres no “el día del padre”. Padres, aguanten, un día llegará Su día). }
Existen tan sólo en este atribulado país más de 8 millones de madres solteras, divorciadas, separadas, dejadas o dejadoras, viudas o singles por vocación, 8 millones son mucha gente, muchas familias, pues. Así que… Verá Usted, de manera independiente a la figura paterna, necesaria quizá (o no) existen un sinfín de cosas que un hombre solo o una mujer sola hace con el doble de trabajo que su contraparte. ¿Lo discute Usted? De acuerdo. Intente cocinar una cazuela de arroz. ¿Fácil? Hágale a su hija una trenza de espiga. ¿Cómo si nada? Perfecto. Arregle el grifo del baño. El contacto de la cochera y cambie la llanta del auto. ¿Complicado? No era mi intención torturarle. No podemos hacer todo ni podemos suplir a una dupla. Podemos resignarnos a hacer ciertas cosas o dejar de hacer otras. Pero con un hij@ en casa, a quien darle un ejemplo, pues… es un tanto difícil.
Los varones, al menos en este país, son minoría en condición de paternidad y soltería (o cosa que se le parezca): 1 millón de hombres con hijos vs. 8 millones de mujeres. Por tanto, la atención y el apoyo gubernamental (ese que casi no existe) se centra en las damas. Eso no alcanza a paliar las dificultades que conlleva este fenómeno. Le explico:
Hay que mantener un hogar. Y esto se interpreta de dos maneras: la primera desde el punto de vista de sostén económico en un país en el que la equidad de género en el aspecto laboral es un campo con mucho por mejorar, es decir, hay más oportunidad de empleo para hombres, y a empleos similares, la remuneración es un tanto mayor para un hombre que para una mujer. Esto, desvelado amigo, es dificultad. La segunda forma de interpretación de esta primera premisa tiene que ver con el mantenimiento físico del inmueble que habita la familia. Aun cuando existen mujeres luchonas que hacen todo tipo de trabajos y reparaciones, a la enorme mayoría le cuesta esta actividad porque tiene que ver, de forma ancestral, con los rudimentos inherentes a fuerza bruta y herramienta, cosa de hombre, pues.
Hay que educar. Y aunque lo primero que se viene a la mente es la escuela, le diré a usted, que es precisamente ese sitio en el que un poco de equidad existe, pues no distingue entre hijos de madres o padres solteros, e hijos cuyos padres viven aún en pareja. Es a lo otro a lo que me refiero. A la verdadera educación, la de casa. Es difícil también, verá usted. No existe la dupla de relevos australianos que en una pareja se da, en lo referente a la educación de los hijos. ¿Sabe usted lo que es tener un par de ojos mirándole las 24 horas del día? ¿Sabe usted que, aunque fuere involuntariamente, en un pareja con hijos, ellos mismos se relevan de la responsabilidad de la crianza? Estando sola, simple y sencillamente esto no se puede hacer. No se puede. Todo el tiempo eres soporte, ejemplo, fuerza y líder. Lo quieras o no.
Hay que mirar al futuro. Uno no pudiera creerlo, pero independientemente del presente, uno mira el futuro de los hijos en condiciones ideales. Le deja la mitad de las cosas a Dios (Dios mediante) y la otra mitad intenta hacerlas. Este es también el caso. Una madre sola con su hij@ jamás imaginará a su hij@ estando sol@, no, que va. El (ella)  formará una pareja y tendrá una gran familia. Aunque el ejemplo sea diferente. Es difícil también esto, amigo lector. Los hijos aprenden con el ejemplo.
Pero es de esta última virtud, a mi humilde parecer, de lo que están hechas esas 8 millones de guerreras. Del ejemplo de que no se necesita, de manera forzosa, sufrir a alguien, para que ellos estén bien. Del ejemplo de que pueden, si quieren, hacer no solo todo lo posible, sino más bien lo necesario, para que un hogar se mantenga en pie. Del ejemplo de que los pantalones se llevan (como no) con los tacones. Ejemplo, pues.  

Ya me explayé, queda cortada por el momento aquí esta reflexión, en espera de una parte segunda, que el tema da para mucho. Tenga buena noche, no se desvele tanto o, como yo, terminará escribiendo tonterías.