Estridencia y
descalificaciones leo a diario a respecto de la discusión de los famosos
matrimonios igualitarios. Pocas, poquísimas voces se alzan para informarnos de algún
análisis serio del tema y menos aún, de propuestas. Esto último es lo que menos
se podría esperar de un asunto que compete principalmente a la legalización de acciones
y/o conductas que ya se realizan y se expresan de manera habitual. Yo soy de los
que prefiere pensar en la “familia natural”. Hombre, mujer, hijos. Pero también
creo en que en la “familia natural” debe haber amor, comprensión, valores,
mucha acción, ejemplo, congruencia, asertividad y unión. Apoyo mutuo. Y es allí
en donde la cosa empieza a torcerse, porque este coctel, que a mi juicio
particular debe(ría) encontrarse en cada una de las “familias naturales”, se
encuentra en muy pocas, prácticamente ninguna. Son casos de excepción ya. Ahora
bien: ¿un matrimonio gay, la formalización de una unión lésbica, nos
garantizaría mejores resultados? No veo cómo. ¿Empeoraría las cosas? Ja ja, es difícil
empeorar aunque sí se puede (tooodo se puede), pero tampoco veo causal para
ello en la unión de dos homosexuales o de un par de lesbianas.
Es decir, por más que busco
conexión entre una cosa y otra, no la encuentro. No estoy seguro de que un niño
se vuelva gay si tiene padres gays, hay ya muchos niños gays con padres
perfectamente heteros, y hay niños y niñas muy definidos en su rol de género
con padres evidentemente desviados. Incluso no estoy seguro de que una pareja
homosexual presione a sus hijos a esta misma orientación sexual o simplemente los
deje ser. No estoy seguro, pues, de que la unión entre parejas del mismo género
sea perjudicial o beneficiosa.
Y cada vez más me convenzo
de que no debería tener tanta relevancia, vuelvo a este punto más adelante solo
permítame comentarle que distingo la relevancia en otros temas mucho más
trillados y en los que ni sociedad ni gobiernos se han aplicado de manera
correcta, y los resultados están a la vista.
Me explico: en las generaciones
que se encuentran transitando como voces (que cada vez suenan mas) de expresión
en el ámbito social, y en muchos casos con ascendencia sobre grupos cada vez más
importantes del resto de la sociedad, existen a mi parecer carencias de valores
fundamentales que debieran inculcarse en el seno familiar. El respeto, el apego
a la legalidad, la congruencia, la tolerancia, la caridad, el apoyo hacia los demás
traducido en acciones y el reconocimiento mutuo entre personas como miembros de
una comunidad, son faltantes terribles en nuestra época, son grandes pendientes
en los que todos como sociedad nos hemos quedado cortos y las consecuencias están
a la vista (para quien quiera verlas). Y no le hallo relación a estos terribles
faltantes en la formación de la personas, con la unión, desunión, formación o desagrupamiento
de heterosexuales, homosexuales, homoflexibles, transexuales, pansexuales,
bisexuales o lo que se derive, asimile o conecte. Miope soy quizá, pero no veo
la conexión. Pienso entonces que son dos discusiones diferentes, si, lo que no
es el gran descubrimiento, sino más bien el apunte es que mientras nos
centremos en discutir si deben unirse o no los gays, si pueden adoptar, si
puede uno afiliar al IMSS al otro, si pueden hacer esto o lo otro, y No nos
dediquemos a fomentar los valores de convivencia entre seres humanos, las cosas
No pintan para mejorar.
Volviendo al punto inicial,
creo también que es demasiada la polarización que se lee en noticas y redes
sociales, no veo razón para hacer marchas o más bien no veo razón para que las
marchas estén por encima de los deberes que dejamos sin hacer en casa o los
deberes cívicos que dejamos sin cumplir mientras marchamos, no veo razón
siquiera para crisparnos mutuamente por algo que se va a dirimir en las instancias
que corresponde hacerlo, hecho de lo que no tenemos gran injerencia, y me parece
una pérdida de tiempo ofendernos por lo que no transige las puertas de nuestro
hogar y que afecta a nuestras familias al nivel en que permitimos que afecte (para
bien y para mal).
La discusión abierta acerca
de si en un futuro próximo la sociedad planteará formalmente a nuestros
pequeños la pregunta de: ¿Qué preferencia sexual quieres tener? Me parece estéril.
Formal o no formal esto sucederá. Ya está sucediendo. Ha sucedido desde hace
mucho tiempo aunque fuere de manera soterrada. Debemos prepararlos para ser
buenos ciudadanos, personas útiles a sí mismas y a la sociedad, gente actúe
como piensa, que respete a los demás y exija respeto para sí mismos, personas que
vayan detrás de sus objetivos dentro del marco de la legalidad y respeto a las
reglas de convivencia, y que ayuden a sus semejantes a conseguir objetivos
comunes para avanzar en lograr una mejor manera de vivir.
P.D. La experiencia enseña que los matrimonios, aunque se busquen entre iguales, generalmente se dan entre complementarios.