lunes, 30 de noviembre de 2009

El piojo y la pulga se van a casar

Cuento I
Erase una vez una princesa. Bella como una estrella. Bien dotada y heredera de un gigantesco reino. Su padre era un rey sabio pero viejo. Y era su preocupación constante dejar a su hija en buenas manos cuando le tocase a El partir al encuentro de sus antepasados. Valientes príncipes desfilaron cortejando a la doncella y pelearon contra monstruos y complicadas vicisitudes para obtener su amor. Pero nada de lo que hicieron logró que la unigénita del Rey se fijara en ellos. Más de uno pereció en las fauces del dragón que custodiaba el castillo desde hacía mil años.

Una tarde de otoño la princesa caminaba por el empedrado que conduce al jardín, cuando se encontró con un sapo. Un sapo viejo y gordo, y que le hablaba. El sapo era afable y benevolente, e inspiraba confianza. El anfibio le habló de los tiempos y los lugares. Le habló de mil cosas que había visto en su larga vida. Y al oído le confesó ser un príncipe encerrado en ese cuerpo por una añeja maldición, y le propuso concederle tres deseos con tal de que le liberase de tal prisión, para lo que era menester tan sólo que le diera un beso, sin que mediará entre ellos más compromiso que ese contacto físico previo cumplimiento de los deseos de la princesa. La princesa deseo durante interminables segundos, mas de mil deseos antes de contestar afirmativamente. Estos fueron los deseos de la princesa:

1.- Deseó larga vida para su padre, prosperidad en su reino y salud para toda la corte.

2.- Deseó también belleza interior y gracia para ella.

3.- Deseó encontrar el amor en un hombre bueno y que el príncipe resultante de la transformación vaticinada lo fuese, a fin de haber encontrado al tiempo de sus deseos, al amor de su vida.

El repugnante contacto de los labios de nuestra princesa con la piel del sapo provocó fugaces lágrimas en sus ojos, que formaron un velo que, al disiparse, le dejó ver al príncipe más encantador que hubiese imaginado.

Nuestra princesa, con un padre renovado y un reino fuerte, fue feliz junto a su príncipe por mil años.

Cuento II
Este era una vez un príncipe. No como los príncipes de los cuentos de hadas, sino más bien parecido al príncipe del rap. No tan moreno, hablando español y con una idiosincrasia más cercana al Mercado Malibrán que a Manhattan. Nuestro príncipe tenía 34 años y rentaba en una unidad habitacional del INFONAVIT desde que sus padres lo corrieron de su casa por desobligado y flojo. Trabajaba ocasionalmente como ayudante de obra y por las madrugadas repartía diarios a pie en el centro. Carecía de pareja fija, si bien es cierto que sostenía encuentros ocasionales con alguna compañera de trabajo más que por sentimientos, por satisfacer necesidades propias de la naturaleza.

Una madrugada en que nuestro príncipe salía con un descomunal paquete de periódicos encontró, debajo de la escalera de acceso al edificio en el que vivía, una rana que le hablaba. Después de limpiarse las lagañas de los ojos hasta por tres veces, el príncipe escuchó a la rana dirigirse a él por su nombre y presentarse a sí misma como una princesa encerrada en el cuerpo de una repugnante rana. Le ofreció concederle tres deseos a cambio de que, con un beso, deshiciera la maldición que por mil años había pesado sobre ella y que la había convertido en el repugnante animal que aparentaba ser. Le dijo que ella estaba destinada a un príncipe bello como él y que esa era la forma de encontrar los dos el amor para siempre. La rana le prometió al príncipe esperar el tiempo que él quisiera a fin de no presionarlo en lo que tomaba una decisión.

Al cabo de doce días, el príncipe aceptó. Estos fueron los deseos del príncipe:

1.- Deseó salud y larga vida para El.

2.- Deseó ser inmensamente rico. (Si, más rico que Slim)

3.- Deseó un Camaro coupé y un Mc Laren a la puerta de su departamento.

Con mil dudas en la cabeza el príncipe besó a la rana que al instante se convirtió en una princesa de exuberante belleza y sin igual gracia. Se casaron y fueron felices algún tiempo, al cabo del cual la princesa empezó a reclamarle que el llegara a deshoras del trabajo, o con el más ligero aliento alcohólico, ella se negó a tener hijos para no perder su figura, lo engañó con el lechero, el de los periódicos (lógicamente nuestro príncipe ya no los repartía), el del gas y al final se divorció de él quitándole el 60 por ciento de su fortuna mas una jugosa pensión.

La última vez que se vieron en el juzgado de lo familiar él juraría que al voltear a verla, le vio cara de rana.

Lo que no es parejo, es chipotudo

Don Chema llego al pueblo allá por los años 50, traía un título de Ingeniero que había comprado en el distrito federal por 23 de aquellos pesos, y que le valió el pase directo a entrar a la Azufrera en un puesto de confianza, sin mas investigadera que la pregunta acerca de de donde era. –Del norte- contestó, y de inmediato le asignaron oficina, secretaria, camioneta, y un puñado de hombres con la encomienda de hacerle agujeros a la tierra a ver qué cosa encontraban. Con 26 años y la soltería brillándole por los ojos, el novel Ingeniero pronto fue noticia entre las muchachas y no tardó en encontrar una de buena familia, que vivía en la calle de atrás del Palacio, en lo que hoy llaman La Malinche.


Argemiro, su suegro, tenía una tienda bien surtida y gracias a ello su familia no pasó hambre después del terremoto del 57, pero quedaron tan maltrechos que al hombre le pareció muy bien mantener una boca menos y apenas vio que su hija mayor coqueteaba con el recién llegado no dudó en proponerla en matrimonio. Un terreno en las afueras, lo que hoy es el Deportivo, bastó para convencer al joven de que la idea era buena. En la boda solo tocó el organillero, y los invitados tenían que defender sus platillos de barbacoa de los perritos callejeros que tenían lo mismo de hambre que la gente en aquellos años posteriores al temblor. Ahorita que lo recuerdo, antes de que las motos y el chicle llegaran al pueblo, la Corona ya estaba ahí, por lo que las cervezas no faltaron en el jolgorio. La pareja vivió primeramente en el tejaban de lámina que le fabricaron al “Inge” cuando recién llegado.

Junto con el título, se había comprado una radio AM y onda corta, en la que se ponía a escuchar las emisoras cubanas que no pasaban música a ninguna hora del día, y que no estaban más que puro hable y hable.

Un día de verano de 1963, se armó el alboroto en el pueblo porque según iba a llegar el Gobernador a visitar los destrozos del temblor ya llevar ayuda a los damnificados que se habían quedado sin casa desde el 57, y que para esto ya se habían apropiado del derecho de vía de la carretera vieja a Chinameca, e instalado ahí palapas de palma con hamacas y asadores, y en los que ya se habían hallado y hasta feria organizaban una vez al año.

Resultó que había que armar un templete de madera, lámina o lo que fuera, para que el Gober se subiera a dirigirse al pueblo, y buscaron al joven Chema, para que con sus amplios conocimientos de ingeniería dirigiera al grupo de obreros encargados para tal fin. Con tan mala suerte que había que armar el estrado pero nadie habló de darle materiales, así que en ese momento Chema y su gente se apresuraron a quitarle varias laminas al tejaban, tomaron unos polines del corral improvisado que su mujer tenía enfrente, y con ellos armaron un estrado al lado del tejaban.

Llegada la hora del discurso, el Gobernador subió al endeble templete ayudado por el comisariado ejidal y el agente municipal que ya andaban a medios chiles desde la mañana. Lanzó un discurso al que no se le entendió nada, sería porque habló en perfecto español y la mayoría de la raza aún hablaba dialecto, y los que masticábamos el español lo hablábamos tan mocho que ni reconocíamos lo que decía el gobernante. En un momento fue tanta la gente que se subió al podio para poder estar cerca del político que los polines se quebraron y fueron a dar al suelo los policías, el agente el comisariado, el Gober y un señor trajeado que lo acompañaba y que se apellidaba López o algo así, y que parecía que hasta le daba órdenes a nuestro Gober. El chiste es que de la enlodada que se pegaron, el tal López le dijo algo al oído al Gober y de repente éste anunció que al día siguiente se iniciarían los trabajos de construcción de la Plaza de los Caídos, ahí mismo donde dieron el zapotazo. Como la gente aplaudiera, el agente municipal se envalentonó y anuncio así mismo, que al parejo con la obra de la plaza, se daría inicio a la pavimentación con concreto hidráulico de la calle. La gente no entendió que era eso del concreto hidráulico pero igual aplaudió, y acordaron en ese momento llamarle Morelos a la primera avenida del pueblo.

Para esto, Chema, preocupado por sus polines y tratando de explicarle a su mujer que el corral iba a tardar en reponerse, no escuchó el anuncio, y no se dio cuenta sino hasta el otro día en que, alrededor de su casa empezaron a llegar hombres con palas, picos y carretillas a excavar para los cimientos de la plaza y emparejar la recién anunciada calle. Al cabo de pocos meses, la nueva avenida quedó inaugurada junto con la Plaza, y al lado de ésta, Chema quiso pedir a los encargados de la obra el material sobrante y con ello remodelar su vieja galera. La calle se lleno muy pronto de transeúntes y de asiduos visitantes a la plaza, y Chema decidió revivir el giro de negocios de su ya extinto suegro, y puso una tienda de abarrotes – mercería, que siempre estaba llena porque ahí era a la única a la que se podía llegar en el camión de pasaje.

La Plaza carecía de glorieta para dar vuelta, así que los autobuses que llegaban a razón de dos al día, tenían que estacionar y esperar a llenarse de pasaje en el patio de Chema, con el paso del tiempo le solicitaron permiso para pavimentar su patio y hacer una barda para resguardar las unidades que por razones diversas de pronto tuvieran que pernoctar en el pueblo. Una de ellas un día se descompuso y al no tener visos de para cuando componerse, la dejaron por tiempo indefinido en el traspatio. Chema solicito que lo apoyaran para decidir qué hacer con el autobús en desgracia y los dueños de la cooperativa le regalaron el cascajo del bus para que lo vendiera por kilo, como fierro viejo. Cuando lo vio rodando remolcado por un tractor, Chema decidió componerlo, y al cabo de dos meses, ya tenía su propio autobús incluido en las líneas que transitaban del Puerto a la Sierra.

Empezando la década de los setentas ya era Don Chema, y al tener la casa con el traspatio más grande del pueblo y ser el único residente dueño de varios camiones, no tardaron en elegirlo alcalde del recién estrenado municipio que ya había dejado de ser villa.

En tres periodos lectivos consecutivos como autoridad municipal Don Chema se hizo de dos ranchos, un automóvil Mercedes, cuatro casas, dos queridas y 74 ahijados. Era el tiempo de expansión de la empresa petrolera nacional y el ayuntamiento cobraba todos los derechos de vía de la paraestatal que pasaran por territorio municipal, a precio de oro. Una vez terminado el tercer periodo como alcalde, lo hicieron diputado local y después diputado federal, al mismo tiempo que secretario general del Sindicato Azufrero, empresa de la que se jubilo a los 43 años de edad. Con los tiempos modernos la modesta tienda de abarrotes inicial se volvió un conjunto de negocios y la Plaza de los Caídos se convirtió en el Parque Central. Vinieron las bombillas de vapor de sodio, el Teléfono y el Atari y los niños dejaron de jugar en las calles. El otrora pueblo tranquilo y peatonal se volvió una ciudad bulliciosa en la que Don Chema se halló cada vez menos.

Se volvió irritable y se alejó de la vida pública. Dicen los vecinos que hace poco que vino otro político al pueblo, casualmente también de apellido López, se volvió a caer el templete a medio discurso, y las malas lenguas argumentan que Don Chema lo mandó a hacer con los mismos polines viejos que tiraron al Gobernador en el 63, quién sabe si será cierto.

El caso es que Don Chema se mató el día de ayer domingo después de la misa de once.

Sus tres hijas viven en Estados Unidos y no van a alcanzar a llegar al sepelio. Por un lado que bueno, porque dice el forense que del balazo que se dio en la cabeza ni la cara se le reconoce.

Por lo pronto, los de la cooperativa empezaron a demoler hoy la barda del estacionamiento de los autobuses.

sábado, 21 de noviembre de 2009

El sonido de las luciérnagas I

El psicólogo pretendió que a ella le explicara el por qué de los premios y castigos. Que le explicara, claro, de manera que ella pudiera entenderlo, el complicado mecanismo de la naturaleza humana, multiplicado por cada vez que yo lo accionara.

Y cuando me preguntaron – Y a ti… ¿Quién te educó?- la primera respuesta que se me vino a la mente no fue mi padre, rector inamovible de mi forma de vivir, ni tampoco mi madre, quien desde la tierna infancia hasta lo que calculo sea el fin de mis días me representará el lado amable de la vida. Lo primero que se me vino a la mente fue una vara de tamarindo que mi madre guardaba tras la puerta de la cocina, y a la que tenía yo un miedo cerval. Creo que esa es la respuesta.

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La pregunta surgió como si la más mínima cosa, muy a propósito de un café, mientras desayunábamos bísquets en el aeropuerto. -¿De qué lado tienen el asa las tazas?-. Así, a quemarropa. Lujuriamos la dichosa taza al frente, derecha, atrás, izquierda, sin encontrar una justificante para que el fabricante pusiera de un lado específico el accesorio. Ningún lado es preciso y cualquier lado es válido. Caray, - pensé- lo que es de todos no es de nadie.

Después de unos minutos de absoluto silencio comentó Julián con la naturalidad que da el ofrecer una respuesta indiscutible y sin oposición válida. - Las tazas tienen el asa por el lado de afuera-. Después abordamos el avión.

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Ah, ¿le gustan las mujeres? ¿Es entonces Usted un arquitecto lesbiano?

miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿Por qué las mujeres la hacen de jamón? (Parte I)

Si, si ya lo sé. Este tema ya esta trillado y hace poco incluso lo sacaron a colación en el noticiero. Pero este es mi blog y aquí escribo de lo que me viene en gana a la hora que yo quiera, así que se aguanta Usted. Bueno, volviendo al tema, a continuación trataremos de darle una disertación racional y comprensible para la mayoría, a uno de los mayores enigmas de la civilización, un enigma más grande que el monstruo del Lago Ness, un intríngulis más difícil que la maldición de Tutankamón, una respuesta más enigmática que las del Oráculo de Delfos, una interrogante mucho más importante que el Ser o no Ser. Y esto es….

¿Por qué las mujeres la hacen de jamón?

Cualquier individuo del género masculino que haya convivido con una mujer sabe de lo que le hablo. Hasta Usted, que se hace tonto. He realizado encuestas con pilotos de Fórmula Uno, con afamados vaqueros de rodeo, con el comandante del Apollo 13, y hasta con los urbaneros de la colonia Trópico, y todos coinciden en que lo más difícil de manejar es la relación con una dama. Y es que las féminas son algo especial. ¡Hey! ¿Por qué diablos piensan todas ustedes que la misoginia me domina? No señor. No soy misógino. Al menos hasta en tanto se demuestre lo contrario, vivimos en un país de derechos. Esto es una realidad. No hay forma de tenerlas contentas. Aquí varios ejemplos.

Una discusión, cualquiera. Del nivel que quiera y en el plano que se le antoje. Si tenemos razón, jamás lo reconocerán. Ellas deben decir la última palabra. Siempre. Ellas deben tener razón. Y no porque la tengan. Tampoco porque la quieran imponer. Es tan solo porque si creen que la tienen jamás las convenceremos de lo contrario, y así como una gota de agua llega, con su constancia, a horadar la más dura roca, así nos estarán jode y jode hasta que les demos la razón que creen tener. Y si por alguna razón llegan a la conclusión de que No la tienen, siempre estará a la mano el recurso de las lágrimas, y entonces les daremos la razón aunque no la tengan. Tengan o no tengan la razón, sea o no relevante el tema que se toca, la harán de jamón hasta que el asunto quede a su entera satisfacción. Jamás intente ganarles una discusión, es inútil. Si de verdad aprecia usted su tranquilidad diga a la mitad de las cosas que sí, hable de los enormes beneficios de las decisiones de Ella en una cuarta parte de las cosas, y en la cuarta parte restante presente usted una resistencia tan débil que sea vencida con la primera andanada de sus argumentos. Se ahorrara usted mucho tiempo del que puede invertir en ver el Súper Bowl o beber cerveza, y no despertará sus sospechas. No se le ocurra despegarse un ápice de estas instrucciones porque se arriesga a que se la hagan de jamón hasta que le salgan a Usted piedras dentro de las piedras del hígado. Y un consejo de Oro: no intente bajo ninguna circunstancia terminar una discusión por la vía del knock out. Jamás. Ni a favor ni en contra. Si intenta usted argumentarle de tal modo de acabar con ella rápidamente, se levantará una y otra vez y recurrirá a lo que sea para no quedar mal. Si por el contrario, usted decide hacerse el muerto y se tira a la lona al primer derechazo, ella se dará cuenta de que finge sordera para terminar con el pleito, y le molestará hasta que se levante Usted a seguir peleando.

Las compras y los vestidos. ¿Le acompañará de compras? Antes vaya Usted y cómprese una revista. No olvide ir de tenis, estará mucho tiempo parado. Se probará los vestidos más feos tan sólo para verificar que esté Usted poniendo atención. Intentará llevarse lo más caro que haya en la tienda. Le obligará a fungir de crítico de todo lo que se pruebe. Damas: ¿acaso no se dan cuenta de que como decía Rudyard Kipling “todo está en el estado mental”? si piensan que se ven bonitas, seguramente lo están. Si piensan que no les queda bien, lo más seguro es que les quede terrible. En fin. No se dan cuenta, ya lo sé. Seguimos. Mucho cuidado con las expresiones faciales, debe Usted ser una estatua de mármol. El error de levantar una ceja, torcer los labios, dar un suspiro mal acomodado mientras observa lo que ella se mide, puede acarrearle otras cuatro horas de deambular por las tiendas. No. Sea Usted un verdadero artista de la gesticulación. Aguante estoicamente un par de horas, al cabo de las cuales, empiece a elogiar los vestidos, faldas, blusas, etc, indicando apenas pequeños detalles imperceptibles que nadie observará tales como la costura interior de la valenciana, la etiqueta que queda por dentro o cualquiera de esas pequeñeces que no le irritarán. Piense que esto es solo una vez al mes, y por una vez al mes usted es capaz de aguantar lo que sea. ¿Entendió? Lo que sea.

Las culpas. Aquí es donde Usted se sentirá desgraciado a más no poder. Es en este tema en donde pierde sentido vivir. Caso número uno: la culpa es suya. Si, de Usted mi amigo. Ella le echará en cara su culpa. Que si perdieron el autobús, que si no consiguió a tiempo el boleto de teatro, que si llegaron 5 minutos tarde a la función del cine. Todo cuenta. Nada escapa. Nadie está exento. Y esto mi amigo, es intemporal y universal, ocurre y ocurrirá en cualquier sitio y una vez que sucede durará para siempre. Pasarán los años y ella le echará en cara que usted no le avisó que se había chispado el botón de su falda y ya andaba enseñando el medio fondo, siendo que Usted no se lo dijo porque la vez pasada que lo hizo, ella lloró semanas enteras porque Usted se atrevió a insinuarle que está gorda. Recuerde, nada vale, todo cuenta, resígnese. Si es su culpa mi amigo, cargará con ella por Mil años, o lo que le quede de vida, lo que ocurra después.

Caso número dos: la culpa es de ella. Entonces usted tiene la opción de echárselo en cara, por lo que ella se molestará y se irritará al grado de que la princesa con la que se ha unido de repente se volverá Hulk el hombre verde. Se defenderá y por último utilizará el recurso de las lágrimas públicas y las confesiones a sus amigas, lo que lo dejará a Usted en un papel de malvado tal que Osama Bin Laden parecerá un párvulo comparado con Usted, mi amiguito. Si por el contrario usted decide callarlo y pasarlo por alto, ella se molestará porque Usted se da cuenta de las cosas y no le dice nada. Es muy posible que se lo reproche y puede que el asunto llegue nuevamente hasta las lágrimas, y usted a una condición por demás está decirlo miserable.

En fin mi estimado. No se ha salvado Usted. No se salva o no se salvará. Lo que ocurra primero.

¿Caramba, que hoy no vamos a dormir?

Tienes el valor o a ti también te vale

Muchas veces he pensado en el valor. En el valor desde muchos puntos de vista, desde muchos enfoques. En el valor como adjetivo, como propiedad inherente a las personas, como añadido a las cosas que hacemos o tenemos. En el valor como estandarte o como moneda de cambio.

Muchas veces he pensado en el valor.

Cosa curiosa. Las mas de las ocasiones lo que más vale es lo que más cuesta en monedas tan extrañas y variadas como seres humanos habemos en el planeta. Muchas veces he pensado en el valor como propiedad consustancial a las cosas que hacemos.

Tienen valor las cosas que hacemos, a mi punto de vista, si las hacemos valer, es decir, si cumplen su cometido. Si definitivamente no cumplen su cometido o tan solo lo cumplen parcialmente, las cosas carecerán de valor. Al menos del valor que le hemos estimado. De ahí que puedo deducir que hacemos cosas que valen por el cometido que alcanzan a cumplir. Hacemos cosas que valen no por las ganas o el sufrimiento que hayamos puesto en hacerlas. Sino en su objetivo cumplido. De ahí que existan cosas que cuesten mucho y valgan poco, tal es la paradoja, porque a mi parecer, su valor reside en lo que hayan logrado en sí mismas, no en el esfuerzo o ganas que les imprimimos. Eso nos mueve definitivamente a hacer las cosas más con la cabeza que con las vísceras, a fin de que sirvan, cumplan, y por ende valgan. Queremos hacer cosas de valor… ¿Qué, usted no?

Las cosas que tenemos tienen valor también. Su valor esta medido en función no de lo que nos han costado, tampoco del cometido que cumplan, aquí la vara para medirlas es un tanto diferente. Su valor está medido en función de lo que nos costaría obtenerlas si las perdiéramos. ¿Ve usted que el enfoque es diferente? Bueno, así somos los humanos, de una cosa pensamos algo y de otra cosa pensamos de manera diferente, es decir, desde enfoques distintos. Las cosas que tenemos, no valen en función de lo que nos costaron, no valen en función de lo que las hemos deseado. Las cosas que tenemos valen en función de la rareza con la que existan en nuestro universo. Eso finalmente le ha dado valores monetarios a las cosas materiales, y no es más que la vulgar relación oferta–demanda.

La sarta de boludeces que pensamos vale por la utilidad que posee en sí misma. En este momento hay muchas personas en el mundo con el cerebro lleno de chatarra (Usted mismo que pierde su valioso tiempo leyendo este blog, aunque no le guste reconocerle, je je, y por supuesto, yo por escribirlo). Pero no divaguemos de nuevo. Los pensamientos valen por lo que sirven. Y aquí por supuesto el enfoque es social. Puede Usted pensar en lavarse los dientes y eso tendrá un enfoque tan social como sociedad se le puede llamar a la sociedad formada por una sola persona, es decir, Usted mismo. Pero puede usted también en realizar obras o acciones de verdadero beneficio colectivo. Quien ha pensado en obtener grandezas jamás se ha visto a si mismo sólo en una habitación con todos sus logros. Necesita forzosamente compañía. El ser humano es un animal social. Ya sea por ayuda, reconocimiento, o simplemente necesidad de compañía, el ser humano necesita a los demás. Aunque no le gusten, aunque le caigan mal, Usted necesita a los demás. ¿Ah no? ¿Vivirá usted aislado? Si como no. Y mi bisabuela en un patín del diablo.

¿Valemos las personas? Bueno, unos si, otros no. Hay de todo. Soy sarcástico al comentar esto. Todos valemos, pero hay unos que valen muy poco, je je. ¿En función de qué valemos? ¿De lo que logramos hacer? ¿Material o espiritual? ¿Combinamos? Aquí, dicen en mi rancho, es donde la puerca tuerce el rabo. ¿Por qué demonios valemos? Pues bien, somos una amalgama, dice mi teoría. Una mezcla de todo lo anterior. El ser humano es muy complejo. Cada quien, si lo piensa bien, pudo haber sido soldado, médico, maestro, ingeniero, músico, cirquero, bombero, policía, etc. Nacemos con un sinfín de posibilidades y el tiempo limitado para ejercer solo algunas. Hay quien abarca, hay quien dedica. Ambas cosas son interesantes y ambas cosas cuestan y a mi parecer, ambas valen. Pero hay quien simple y llanamente decide no ejercer ninguna de ambas posibilidades. No abarca siendo el cúmulo de cosas que podría ser. Tampoco se dedica a ser lo que es. Es solo una hoja al viento. Hay muchas personas así. ¿Es Usted de ellas? ¿No? Qué bueno, le felicito. Si lo es, cambie. De verdad, más allá de lo que dicen las fábulas, imagínese lo triste que debe ser, al morir, llegar al día del juicio, y a pregunta expresa del juez supremo acerca de lo que hemos hecho en vida, no tenga Usted algo que valga la pena contar.

Haga, deshaga, viva, corra, ríase hasta de sí mismo, construya, váyase de pinta, forje un patrimonio, haga fuertes inversiones en el corazón de sus hijos, Valga, pues.

Tiene Usted el Valor……¿o Usted tampoco Vale?

CAPTURADOS


De izquierda a derecha: "Tito tortuga", Samantha, y otro sujeto al que solo se le conoce como "El greñas". Los 3 purgan ya sendas condenas en el penal de máxima seguridad de Santa Marta Acatitla.

lunes, 16 de noviembre de 2009

La mitad de lo que digo es mentira y la otra mitad no es cierto.

No se fíe del mundo, por favor, haría mal. El mundo que le parece que es real no necesariamente lo es y definitivamente, aparte de su enfoque, hay varios enfoques más de cada cosa que analiza Usted, mi amigo. Cuando le digo que el León no es como lo pintan, le solicito que quite Usted esa ridícula cara de alivio porque sin lugar a dudas es porque creo que el León es Peor de como le pintan. No, tampoco me malinterprete, no soy un mal augurio, no soy pesimista, es más, si me conoce un poco, sabrá que soy más bien optimista. Pero resulta que este vecindario, lo he descubierto, está fuera de lógica. Esta ciudad está fuera de lógica. Este país está fuera de toda lógica y este mundo está totalmente loco de remate.


El jueves vino la policía federal y se llevo a Carlitos, el del piso 17. Llegaron como a las cinco de la tarde, eran dos señores uno gordo bien alto y otro flaco y más alto que el primero. Preguntaron por el Charly a Joaquín el recepcionisto. Cuando Joaquín estaba hablándole a Carlos para decirle que lo buscaban entraron como unos 50 encapuchados por la puerta de servicio que siempre está abierta allá atrás, y sin pedir permiso se aventaron subiendo a toda velocidad por las escaleras. Yo me pregunto por qué no subieron por el elevador por lo menos unos cuantillos para no cansarse tanto, pero me respondo al mismo tiempo que en las películas ningún asalto a ningún edificio que se respete se hace por el elevador. Es preferible que los polis lleguen al piso 17 echando el bofe antes que perder el estilo, sí señor. El caso es que esta horda de encapuchados armados hasta los dientes se aventaron 17 pisos arriba por las escaleras para capturar al Carlitos que según mis cálculos no ha de pesar más de 45 kilos de lo chaparro y esmirriado que está. Se armó la boruca porque al pasar corriendo tiraron las macetas que Doña Tilapia tanto cuida en el piso 5, todavía me acuerdo cuando cachó al novio de Marcela orinándose de borracho en sus bromelias, je je, esa vez también hubiera querido que llegaran como 50 encapuchados a llevarse al José, que ya estaba hasta las manitas de tequila, pero no llegaron más que dos polis de esos de a pie, como a los dos días, quesque a iniciar la investigación. Bueno, el caso es que le rompieron sus macetas a Doña Tila y esta inmediatamente se fue a la delegación a interponer denuncia contra quien resulte responsable.

Antier los gatos de Carlitos maullaban adentro de su departamento, me supongo que no habían comido desde el jueves y no hubo ni quien abriera, Joaquín dice que a él la poli le dijo que ni se le ocurriera tocar la “evidencia”. Yo me pregunto evidencia de qué, si el pobre Carlos a duras penas tenía una mesa y tres sillas en la sala comedor, y su colchón en el cuarto, como veinte gatos y eso sí, como 25 costales de alimento, ojalá y esos gatos se las ingenien para abrir aunque sea un costal, para que no se mueran de hambre.

El viernes estuve platicando con Marcela, y me di cuenta de que no muchos conocían bien a Carlos, a mi me dijo que era de Torreón, y según las noticias es de un pueblito llamado San Fernando, que esta como a 3 horas de Torreón y creo que no es ni del estado de Coahuila, y que el dichoso pueblito solo tiene como 120 habitantes, y todos se dedican al comercio ecológico. Ahora resulta según la Marcela que ni siquiera era de allá, que era de Chiapas, y si, ahora que lo pienso bien como que tenía rasgos sureños y yo nunca me atreví a preguntar.

Lo curioso es que al tiempo de comentarme la Marcela me confesó que ella no trabaja de secretaria como yo me suponía, sino que es contestadora de hot line , además que el tal José no era ni su novio, que eso dijo para defenderlo cuando Doña Tilapia le tiró bronca por lo del orín en las bromelias, pero que es más, a ella ni los hombres le gustan, a mucha honra de me dijo que batea y corre a tercera, yo jamás me lo hubiera imaginado, y además me comentó que no era la única gay del edificio, noticia que de verdad si me dejó intrigado y preguntándome si no se llevarían detenido al Carlitos por delicado. Pero no, ahora que lo pienso bien el tal Carlos tenía una novia con la que jamás se veía aquí en el edificio, siempre lo esperaba abajo en recepción y Carlos se salía con ella. Iban al cine o a cenar o a donde sea, y al final aquel siempre regresaba solo. Yo me imagino que por no incomodar a los gatos. Así que en la lista de sospechosos no está El, y si se lo llevó la poli sería por cualquier motivo menos por ese. También me quedé pensando que si la Marce trabajaba con las puras orejas no le encontraba yo chiste a que saliera tan arregladita todos los días.

Precisamente el mismo viernes por la noche, al regresar de la oficina, me topé en recepción con tres de los encapuchados que entraron el día anterior por Charly, platicando muy amenamente con Joaquín, mientras estaban “de guardia” resguardando el inmueble según ellos. Joaquín les preparó café lo que me causo bastante extrañeza porque a mí, que me conoce desde hace 8 años que vivo aquí, y que le he pedido café como dos mil veces, jamás me ha preparado. Yo me imagino que la Ley impone como quiera. Pasé saludando a los polis y al Joaquín pero él ni me contestó el saludo. Se me hizo que la Marce le gusta y como me vio platicando bastante rato con ella se molestó. Si supiera que aquella está volteada. Ahí él y sus suposiciones, pensé, pero al otro día salí de dudas con el enojo de Joaquín, que al fin de cuentas no era enojo según Marce, platicamos el sábado y me dijo que el otro del edificio era nuestro recepcionisto, y que su novio era uno de los hombretones encapuchados que entraron el jueves, y que es al único al que le prepara cafecito. ¿Caras vemos y entrepierna no sabemos verdad?

Bueno, el sábado también pero por la tarde, me encontré en la cancha al José y me puse a vacilarlo diciéndole que ya sabía que todo era mentira. José se puso pálido y se fue a su casa. Cuando regresé al edificio me lo encontré discutiéndose con Joaquín y quise entrarle al quite para decirle que no era para tanto, que al fin y al cabo yo sí pensaba que andaba con la Marce pero que si no era así, no era nada de qué avergonzarse caray, alguna otra chica le haría el favor. Cuando me acerque me di cuenta que de lo del chisme de Marcela nada, que se estaban discutiendo por la llave del departamento de Charly, así que me hice el disimulado y me seguí de largo hacia el elevador.

Hoy por la mañana al fin regresaron el alto y el más alto a abrir el depa de Carlos. Yo me acerque de chismoso a ver si los gatos se habían muerto de hambre o si estaban palmando ya en las últimas. Los 16 gatos efectivamente habían logrado abrir uno de los costales de alimento…que no tenía alimento. Ahora resulta que los costales estaban llenos de una especie como de talco, que los dos polis estuvieron probando con la punta de la lengua. Platicaron un rato encerrados allá adentro y se llevaron dos de esos costales cargando. Por la tarde llegaron los del agente del ministerio público investigador a decir a la gente que el Charly era un capó o capo o como se llame de no se qué mafia u organización por el estilo y se llevaron 21 costales según ellos de droga. Mientras los metían a una camioneta de las que traían pude ver que en el asiento de atrás traían paseando al José, con un ojo medio morado, aunque esta vez Marce no se metió a defenderlo pero si ni de broma.

Ahorita que me subía a mi departamento me tope con Joaquín, muy risueño y bastante relajado. Cosa extraña, pero me ofreció un cafecito. Nada más le dije –no, gracias, no se vaya a molestar el agente del otro día- y me vine a encerrar.

Por eso le digo a Usted que no se fíe, este mundo ya no es lo que parece. Este mundo está loco, loco.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Las tortugas ninja

Mire Usted, que ayer las tortugas se han fugado. De acuerdo a las investigaciones desarrolladas en el transcurso del día de hoy, y contando con valiosa evidencia aportada por el teléfono celular de Hugo, esto es resultado de un plan que han urdido durante las últimas semanas. ¿Recuerdan una película llamada Buscando a Nemo? bueno, así como luchan por sacar al pez de la pecera éstas sagaces tortugas han urdido un plan para escapar. Recapitulando: se han pasado semanas ensuciando su tortuguero de manera apresurada, al fin me han cansado y les construí un nuevo tortuguero….en el patio. Justo lo que necesitaban. Un paso hacia la libertad.

Claro, ellas no conocen al émulo de Satán que deambula por las noches en el patio. Y ni falta que les hizo conocerlo. Quisieron parecer más astutas que los pinguiniños de Madagascar y se han fugado. Escalaron a rapel por la pared del tortuguero y lograron burlar la reja de salida. Si, las 3. De ahí el salto a la libertad es de tan solo 45 cm. Pan comido, cualquier concha resiste ese porrazo. ¿Qué sucedió después? Ahí se centra la investigación. No hay rastro de ellas, no hay muchos lugares donde esconderse y un hambre eterna con 4 patas ronda el patio todas las noches y todos los días. Lo que pudo haber sido la ruta de la libertad quizá se convirtió en el camino al deceso.

Pero caray, estoy siendo pesimista de nuevo, la realidad bien pudo haber sido que estas Cabezotas burlaron la reja, saltaron al vacío, valientemente cruzaron treinta metros de patio hasta el portón de acceso y en este momento están apostando en el casino y fumando un cigarro para tortugas, mientras se gastan los ahorros de los últimos 8 meses.
Sí, eso es, y yo soy un paranoico dolido con un tortuguero vacío, que no acepta que su almuerzo de primavera haya desaparecido como por arte de magia. Eso debe ser. Si,….se fueron, pues que podemos hacer, que les vaya muy bien, en ningún sitio les darán hojuelas para tortuga como se les daba aquí. Eso sí, a ver quien les cepilla la concha con aceite de oliva para mejorar su brillo y les da masaje y les recorta la punta de las garras. (No me malinterprete, yo jamás hice ninguna de esas gollerías, solo lo escribí para ver si Ud. no se ha dormido, je je).

Ya, analizando las cosas con calma y siendo lo más objetivo posible, desde la tarde de hoy he observado detenidamente al perro en busca de algún síntoma de malestar estomacal como aquel que produce el haber ingerido la concha o caparazón de algún reptil. Y le mantengo, hasta que las pistan no me lleven hacia otro camino, en calidad de indiciado por el posible asesinato y posterior ingesta de un grupo de tres tortugas fugitivas. Mañana habrá que realizar labores periciales y de patología forense en las heces de Buk (aunque arrugue Usted la nariz, como si fuera Usted mismo y no yo quien va a rebuscar entre ellas, caramba, que delicado me ha salido), en la búsqueda de indicios que permitan afirmar la suerte que han corrido las escapistas. No pienso fincarle responsabilidad al can en caso de resultar cierta la hipótesis de que lo hizo por hambre y claro, también porque estaban al alcance de su mano (garra, digo), emulando a Francisco de Asís en los Motivos del Lobo, aunque por éste ni siquiera tiene caso rezar, ya que no se compondría ni volviendo a nacer. De hecho no pienso hacerle responsable por la sencilla razón de que lo hecho, hecho está. Y si se ha comido las tortugas, pues que le aprovechen, demontres, imagínese a Usted mismo comiendo croquetas y croquetas todo el día y todos los días, ¿a poco no se le antojaría la primera tortuga, armadillo, ornitorrinco, o cualquier otra criatura que tuviera a su vista y a su alcance? Pero ni usted ni yo somos Buk ni tortugas, eso me queda bastante claro. No le aburro más, si alguna pista encuentro o si logro des enmadejar el misterio del trío de reos fugados, se lo haré saber por el mismo medio. Pase Ud. Buena noche.

viernes, 6 de noviembre de 2009

La dieta de los periodicazos.

Hoy amanecimos a 19 grados. Todo normal, llueve como desde ayer, antier, varios días antes de antier y otros tantos que se esperan por venir. Así que todo es agua por ahora. Las noticias hoy día, sabrá usted, no son lo que eran antes. Antes era más local el asunto. Y antes el asunto era más a fondo. Detalles. Hace poco acabo de leer en el diario de mayor circulación de la región la importante noticia de que se ahorcó una yegua, hágame usted el favor. Ahora resulta que una mendiga yegua tiene el mismo valor como noticia que, bueno, para qué entrar en apretujaderas con los detalles.


Hoy Buk rompió la enésima pelota del año. Desde el inicio de los tiempos le he dicho a los granujillas de la calle que traten de no enviar balones a mi patio. De verdad que no me cuesta el mínimo esfuerzo regresárselos y como a la vez practico mi despeje, puede que me resulte hasta grato en cierto sentido. El problema es que Buk está siempre al acecho, y las pelotas, sobre todo las de futbol le duran cada vez menos. Esta última no le alcanzó ni para perseguirla diez minutos. O será que las pelotas cada vez resisten menos, en alguna otra ocasión disertaremos acerca de la resistencia de las pelotas. El caso es que nadie gana con que me crucen la barda las bolas, nadie. Ya le dije a Buk, y como que no entiende o se niega a entender que nos divertiríamos más si no las ponchara, pero bueno, su gusto es y quién se lo quitará…, como dice la canción.

El caso es que a Buk no le gustan las canciones y creo que las pelotas tampoco, y a veces pienso que algo en su cabeza no funciona como debiera. Sin ir más lejos ayer lo encontré rascando en un agujero que tenía el tamaño de mi armario. No sé qué buscaba, qué esperaba encontrar o qué pensaba ocultar ahí, pero un periodicazo bastó para hacerle ver que de seguir en el intento encontraríamos crudo y nos iban a expropiar la casa. Y a estas alturas a nadie le conviene que nos quiten la casa. Por eso el sopapo de ayer. Después se fue a refugiar a la perrera, y aunque no le cerré la puerta se quedó ahí toda la tarde rumiando su coraje por no haberle dejado volverse empresario del ramo petrolero. Se negó a comer en la noche pero hoy a mediodía sus lombrices lo convencieron de que hay mejores maneras de protestar sin tantas incomodidades como las de una huelga de hambre. Se comió un plato y medio de croquetas y volvió a la rascadera, tiene suerte el condenado porque limpiando la inundación de la bodega se me acabó el periódico, pero la suerte se le terminó cuando me acordé que había dejado una cuerda ahí, de tal suerte que ésta sustituyo al diario en su educativa labor y Buk volvió a enojarse contra la vida por lo del agujero, por supuesto, después de unos reatazos.

Resulta entonces que al parecer le gusta la mala vida al canijo, porque a pesar de los castigos insiste en hacer cosas que según le he dicho no debe hacer y ya hasta me está haciendo dudar a mí, acerca de si no estaré equivocado en todo lo que le digo, y realmente debiera dejarlo hacer lo que le venga en gana, que debiera dejarlo ponchar balones, rascar hasta que socave la casa y comerse al sapo, a quien desde hace un buen le trae ganas. No lo sé. Mientras tanto la dieta de los periodicazos abunda y de ella vive el condenado.

Dice la Doc que después de los 18 meses se le quitarán solas esas inquietudes que lo hacen correr de un lado a otro como si alucinara. Según mis investigaciones cambiando el periódico por el cinturón podríamos disminuir de 18 a 12 meses el tiempo de espera pero capaz que llaman a la Sociedad Protectora de Animales si oso tocar a mi Pastor con el pétalo de una rosa, mejor me espero aunque ya no veo la hora de que tenga la edad y se deje de esas enajenaciones. En fin que aquel hace de noche agujeros que tapamos de día, sueña con comerse al sapo y sigue acabando con el futuro deportivo del país, ya veremos que sucede más adelante.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿Qué tipo de ciudadano es Usted? (Parte III)

Usted SÍ puede hacer algo: deje a un lado el viejo pretexto de “Si no puedo cambiarme a mí mismo, ¿cómo podría cambiar al mundo?”. Le estoy notificando por este medio que Usted (si, Usted, el que cree que no le están hablando) NO nos interesa ni lo de un soberano cacahuate, pero el Mundo sí que nos interesa. Así que si no quiere cambiarse, no se cambie, de verdad que no nos importa y lo que es por mí, puede Ud. hacer de su vida un cucurucho, pero caramba, haga algo más que respirar comer y dormir, o déjele el lugar a otro.
Por principio de cuentas le abriré la puerta de las posibilidades: Usted puede ser y hacer lo que le venga en gana. No se sienta limitado, mucho menos por alguien tan insignificante como yo, je je. Pero usted participa activamente en un entorno, hasta en los momentos en los que menos participativo se sienta, está usted participando, así que si va a participar, conozca las reglas del juego. Por lo tanto sigamos con la retahíla de propuestas, a ver qué le parecen estas.


4.- Salude. No sea mentecato, por Dios, ya todos sabemos que le da pavor mirar a los ojos a desconocidos y dirigirles la palabra. Pero ni eso nos importa. Su miedo particular nos tiene sin cuidado. Cuando entre en cualquier sitio, círculo, reunión, cita, salude y hágalo generando empatía, mire a los ojos a quienes quiera sean sus interlocutores. Créame que conseguirá las cosas más fácilmente. Si no le contestan el saludo piense que acaba de saludar a un sordo, o si no, a un mudo. O en resumidas cuentas, qué diantres importa si a Ud. no le saludan, salude y ya, déjese de farfullerías y compórtese. ¿Por qué saluda a su familia y al resto del mundo no? –eso tiene varias respuestas aunque Ud. no me acepte ni una: a).- le da miedo b).- le da pavor c).- le da terror.
Mi estimado, el resto del mundo no se lo va a comer, convénzase de que no es usted lo suficientemente sabroso. Para la próxima vez que vaya a la estación de combustible salude al despachador, y si aquel no le contesta vuelva a saludarlo, en el súper salude al cerillo, a la cajera, y a las del jamón. En su trabajo salude y cuando pase a ventanilla no se olvide de saludar.

5.- No se olvide de la siguiente diferencia: hay cosas por las que pagamos y hay favores que nos hacen. En el primer caso, exija. No de forma grosera, ni con el limitado lenguaje que usa todos los días (si cab…. Sale cab… órale cab.. ) No. Exija aquello por lo que ha pagado. Su dinero vale y ha pagado por un determinado trabajo que merece estar hecho completo y bien hecho, no acepte menos. Si no le han dado lo suficiente solicite el resto, si no lo hicieron bien pida que lo hagan de nuevo, si no quedó del color que Usted ha solicitado que lo repinten. Créame que le está usted haciendo un favor al servidor que le atiende, a aquella persona que le esta proveyendo de un servicio, o a aquel vendedor que le ha vendido un producto. Está mejorando la CALIDAD del servicio del otro. ¡Y gratis! En el segundo caso sea Usted agradecido. Un favor es un favor. No se le hace a cualquiera, a quien lo hace siempre le cuesta algo y a quien se lo hacen siempre le eximen de algo al hacérselo, así que agradézcalo y devuélvalo a su vez, si no puede a la misma persona, a cualquier otra. Eso crea círculos virtuosos.

6.- Ordene. Sea Usted ordenado. ¿Recuerda donde dejó la mermelada anoche después de untarla a su pan? ¿Rediez, ya se está acordando que la dejó justo a merced de las hormigas, y sin tapar? Bueno, ¿y a quien piensa culpar de ello? Asuma su propia responsabilidad amiguito, no sea pusilánime y empiece por ser ordenado. Ordenado de mente y de acciones. Ordenado de entorno. Dele orden a sus prioridades. Quizá no ahorre Usted demasiado pero le diré la gran ganancia de ser ordenado: cumplirá Usted objetivos. ¿Sabe cuál es el principio de las famosas “tandas”? Lograr ordenar los recursos propios ordenando los recursos de los demás. Es obligarse a un ahorro voluntario que no da ningún otro beneficio adicional que el de ordenar gastos. Bueno, usted no necesita entrar en tandas ni nada por el estilo, ordénese a sí mismo y verá que puede programarse y cumplir objetivos. Dígale a su hija la menor que los peluches van en la caja azul y las barbies en la caja rosa. Dígale por favor a su hijo el mayor que sería excelente que ordenara sus libretas por lo menos por colores para que las pudiera identificar sin revisar su contenido para saber de qué materia son. Enséñele a su esposa que forzosamente el auto de usted va estacionado atrás porque usted sale primero. Dígale a su señor padre que teste, sin que en ello medie mayor ambición que la de lograr que en lugar de propiedades le herede problemas. Usted mismo ordene sus calzoncillos. Ordene hoy, y mantenga ordenado mañana, será mucho más fácil.

7.- Apunte. Esta es una excelente costumbre. Apunte todo. Apunte de todo. Pero siempre apunte, no deje de hacerlo. Esto le ayudará de infinidad de maneras. Le ayudará a ser más ordenado, a cumplir objetivos, a recordar deudas, a resolver misterios, a recordar cosas bellas, a dejar recuerdos para la posteridad. Apunte por favor. Es más, apunte que debe Ud. Apuntar. No se le olvide, apúntelo.

Otra vez las 4, caray, en estos días hasta el tiempo está devaluado, ya me dio sueño, el día esta cafetero, y yo….pues, voy por mi café.