jueves, 10 de septiembre de 2009

Repostando combustible

De mi ezquizofrenario:

Son las 2:55 am. Me desperté pues tengo un recuerdo recurrente que me da vueltas en la cabeza. Por lo general no sueño, es mas, a veces tiendo a no creer que los sueños no son sino recuerdos persistentes deformados por las sustancias que ingerimos, y vaya que si hay gente que ingiere sustancias raras… pues….Imagine Ud. sus sueños.

Ayer salí de la oficina a eso de las 9:00 pm, Compras había tenido a bien pensar por mí (como tantísimas otras veces, Gracias, porque a mi luego no se me da eso de pensar), así que me adelantó 400 pesos en vales de gasolina, dicho sea de paso que no alcanzan para mucho y cada vez menos, así que de camino a carretera decidí pasar a la Estación de Servicio a hacerle sentir al tanque de combustible no lo dejaría morir solo.

Y entonces lo vi. Frente a mí.

Siendo más preciso, antes que yo, repostando el tanque de combustible de su taxi. ¿Es costumbre tan solo de estas latitudes? ¿Es una maldición que aqueja los tanques de combustible de todos los vehículos pintados de rojo y blanco? ¿De azul y crema? ¿De cualquier otra combinación uniforme de colores y numero signado? No lo sé. Pero desde el inicio percibí el mismo ritual de todos los taxistas de la ciudad, de la región, del estado, y no se si de este sistema solar.
Con precisión militar acomodó el auto subiendo la llanta trasera izquierda en una pequeña rampa que los despachadores de gasolina tienen para tal fin, se bajó del auto, ni por asomo permitió que el atento empleado tomara la manguera despachadora, no….. personalmente tomo tal despachador y con parsimonia exhibió una pasmosa habilidad para sostener la manguera por un lado y abrir la tapa del tanque de combustible con la otra. Y empezó a cargar.
Tras interminables 4 minutos y fracción, el contador digital de la bomba se detuvo: $98.30 pesos. Diantres, $1.70 mas y podríamos pagar con una cantidad cerrada, cualquiera lo entiende verdad? Lograrlo es sencillo….basta con retirar ligeramente la pistola despachadora de la boca de nuestro tanque…y seguir llenando. Claro, eso bastaría para cualquier mortal….. Jamás para un chafirete.

Retiró la pistola…. $99.90…. $100.00……. $105….. $110…. $119.20. Vaya ganancia.

Lo que describiré a continuación, cualquiera que haya estado en una estación de servicio de combustible lo sabe y lo ha visto, y aunque nadie parece hacer el menor caso de esta, una de las maravillas del mundo moderno, Existe.

Comienzan retirando con precisión milimétrica la pistola despachadora de la boca del tanque, es un proceso lento, pero que da sus frutos (¿es la paciencia una de las virtudes del taxista? Nadie lo cree pero SI). Centímetro a centímetro, logra entrar mas en el tanque de combustible, o…. ¿el tanque se expande? No lo se. Compras no ha logrado darme esa certeza. El caso es que entra más combustible. Y más. Y más. Y más.

Cuando al fin se ha logrado sacar prácticamente la punta de la pistola de la boca del tanque y mas aun, han logrado derramar dos o tres líneas de gasolina que escurren por la pintura del chasis, comienza lo que yo describiría como una serie de refinadas técnicas quizá de origen oriental, diseñadas en serie o en paralelo, para mejorar la eficiencia de los tanques de gasolina de los autos de todo el mundo.

La primera técnica la llamaré “de reversa”, y consiste en recargar el trasero en la salpicadera del vehículo, mientras con una mano se continua presionando el gatillo de la pistola despachadora en la boca del tanque. He llegado, después de revivirlo una y otra vez y estudiarlo y meditarlo durante aproximadamente 13 segundos y fracción, a la conclusión de que es la mejor técnica para los gorditos y de baja estatura, hay muchos, si. Una vez recargado el peso del cuerpo en el auto se plantan firmemente los pies en el suelo y se inicia con una vigorosa serie de flexiones –estiramientos de rodillas, a fin de crear empuje hacia el vehículo. Si el individuo cuenta con un centro de gravedad de perfil bajo (exacto: gorditos y chaparros) logra dar fuerza al movimiento, empujando el auto una y otra vez hasta crear un movimiento oscilatorio en el mismo, claro, en detrimento de sistemas de suspensión y demás pero con ganancias en entrada de combustible al tanque que van de los 0.01 a los 0.145 litros dependiendo del nivel de obesidad, estatura, condición social y estado civil del individuo.

La segunda técnica la llamare “de frente”, y en ella el individuo se planta con los pies separados, de frente a la salpicadera de su automóvil, un pie delante del otro, y con la pierna mas próxima recarga su peso en el auto, flexionando la rodilla y recargando el muslo en la lamina del chasis. Este procedimiento es altamente recomendado para los de naturaleza menos afortunada, es decir, de bajo peso y baja estatura, aunque se requiere de tener rodillas sanas y algo de carnes en el muslo, pues puede resultar un poco dolorosa. Nuevamente, y con el dedo en el gatillo del despachador, se inicia con una serie interminable de flexiones – estiramientos de la rodilla, y consecuente recarga del muslo, hasta imprimir un movimiento oscilatorio en el vehículo, se cuenta con registros que dan fe de que con este procedimiento se logra un incremento en la recarga de combustible de hasta medio litro.

La tercera técnica es diferente a las anteriores en el sentido de que se requiere de características físicas especiales en el individuo para llevarla a cabo, por lo que comentare que es recomendada, en principio, para individuos de estatura entre mediana y alta, para que el procedimiento se lleve a cabo de manera efectiva. Aquí la posición de los pies no tiene relevancia, y la cuestión es más simple: mientras se tiene el dedo en el gatillo del despachador se recarga la mano libre, las asentaderas, la panza o cualquier cosa que podamos utiliza para recargar, en la tapa del maletero del auto. Y a darle. Una y otra vez hacia abajo y mas abajo, hasta donde aguante la suspensión del auto y mas allá (¿así dice Buzz Lightyear?, Caramba, ¿así se escribe?). Esta técnica tiene una triple función: por un lado se logra incrementar la entrada de combustible al auto, se comprueba el estado de la suspensión trasera del vehículo, y se verifica la presión de las llantas. Hay que hacer el apunte que la eficiencia de este proceso no tiene datos estudiados al respecto pero un hecho comprobado es que aumenta en proporción directa al peso del individuo que logra aplicarla.

En fin…. Huelga decir que mi taxista aplico las tres técnicas una después de otra. Al final de 18 interminables minutos el marcador digital se detuvo en $120.40.
Lo que sigue después tuvo tintes menos técnicos y más ríspidos, cuando el trabajador del volante sacó del panel de su auto un objeto de apariencia metálica en forma de grueso disco, que posteriormente identifique como un imán, con un sin numero de monedas pegadas a Él, y casi llega a los golpes con el joven diligente de la Estación, por los 60 centavos de cambio después de darle $121.00 contados dos veces por cada una de ambas partes. Al fin mi turno.

Ya son 4:12, carajo, vaya manera de perder una hora.

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