martes, 8 de septiembre de 2009

De este mundo y del otro

Con este tema abrimos el blog, no concebido desde el inicio para otra cosa sino para expresar precisamente la parte sórdida del tema que hoy atañe….el otro mundo. No, definitivo no me refiero al otro mundo de los muertos, de los demonios (al menos no de aquellos que gritan, gruñen y hacen desfiguro y medio), o de cualquier otra criatura surgida de nuestros más verdes delirios. No. Cuando me refiero al otro mundo me refiero al mundo interior, a esa otra dimensión que cada quien tiene dentro de sí (Ooooh que la…….. Nooo, tampoco estoy hablando de orientación sexuaaaaal), ese yo interno, ese antónimo de nosotros mismos que vive dentro de nuestro pellejo, (claro, misma edad, color de ojos, cabello y orientación sexual), ese individuo metamorfoseado en un mejor yo que coexiste con nuestros prejuicios y la parte más inútil de nosotros mismos.
¿Hasta aquí ninguna pista? Carajo, Ud. Definitivamente entro al link equivocado, salga por favor y entre en la pagina del dinosaurio Barney, que allí se sentirá en confianza, y quizá un poco más en su elemento. Bien, ahora Ud. Que se ha quedado, prosigamos….me refiero, si, a ese Yo interno que vive dentro de nosotros en un mundo un tanto cuanto diferente al que está afuera… ¿un ejemplo? Bueno, en ese mundo efectivamente Ud. No puede volar, ni es un mundo pintado de color de rosa, ni los animalitos hablan, ni ninguna de esas boludeces con que los guionistas de cine generalmente arruinan las mejores novelas. Es un mundo que efectivamente, está pintado a color natural, un mundo en donde también la basura se saca los lunes y solo hasta que la campana suena y cosas por el estilo, pero un mundo donde Ud. es diferente. Bueno, es usted mismo, en versión mejorada, a su propio gusto. Un mundo de un usted decidido, sabio, preciso, un mundo en donde las interrogantes cotidianas tienen lógica. Y la respuesta es rápida, y está al alcance de su conocimiento siempre. ¿Ahora si le suena familiar? Es el mundo de nuestros sueños despiertos, el mundo de las respuestas.
Muchas veces, al igual que usted, me he visto ahí, y muchas veces, reconózcalo, hemos dormido pensando en problemas, con preguntas en la cabeza y un nido de abejas en nuestros pensamientos. Muchas veces no hemos sido precisos al decir las cosas en el día y muchas veces la verdad ha estado posada en nuestras narices sin que la veamos, sin que siquiera sospechemos si se encuentra cerca. Muchas veces hemos reparado en que la respuesta estaba allí, pero no la vimos, muchas veces hemos caído en cuenta de que la solución, definitivamente, era posible y que el mejor camino era, ¡si! El más corto. Para consolarnos llamamos a eso experiencia, y pensamos que nos ayuda a hacerlo mejor la próxima vez, nos sentimos aliviados de saber que ya sucedió y que jamás volverá a suceder porque tenemos la innata capacidad de aprender.
Pero no. No es cierto. Ningún momento es igual al siguiente, y situaciones similares con los mismos actores en tiempos diferentes son sin duda, situaciones diferentes (Sobra decirle que situaciones similares en el mismo tiempo con los mismos actores es “bipolaridad”). De tal modo que si la experiencia dicen por ahí, es efectivamente un billete de lotería comprado después del sorteo, yo le preguntaría a Ud: ¿cuántos billetes de lotería necesito comprar para ganar, al fin, el premio mayor? La respuesta está en su cara de azoro (de algunos, y bostezos de aburrimiento, de otros), porque en efecto, no hay tal respuesta. La experiencia, amigo, no le ayudará a Usted en casi nada, si al caso le ayudará a desarrollar miedo. Mas bien, observe aquellas situaciones en las que usted se ha visto orillado a pensar, a tomar una decisión y ha tenido a la mano elementos suficientes para ponderar pros y contras.., ¿pocas verdad? Pero en aquel mundiecillo interior del que le hablo eso siempre sucede. Si bien no puede usted volar, si puede caminar rápido, tomar el autobús correcto, jamás olvidar su chaqueta y su paraguas. En ese mundo usted va al baño antes de salir de casa y jamás tiene hambre porque siempre anda bien comido. Siempre piensa antes de dar una respuesta y siempre sabe lo que debe decir, en ese mundo usted es previsor y si por alguna causa no lo es, pues no lo es en hechos sin la menor relevancia y cuya incidencia en los resultados es nula. En ese mundo, el mundo de sus pensamientos, usted es tan bueno como desea serlo. Y con las mismas herramientas, el mismo cuerpo, y generado, claro está, por el mismo cerebro.
¿Por qué no trasladar ese mundo de certezas a este de incertidumbres? Hey! Usted! Deje de rascarse ahí y piense que en su mundo interior jamás se rasca! No hay tiempo para ello ni ganas de hacerlo. Es simple. En ese mundo, nos vemos como creemos que podríamos ser.
Si nos vemos así, es que definitivamente podemos serlo. Es, creo yo, cuestión de poner atención al Yo que somos mientras todo lo de adentro ocurre. Al Yo bueno, agudo, inteligente, atlético, saltarín y buen bailador que somos, y orientarnos hacia serlo en la vida real, o mejor dicho, por fuera de nuestra propia piel. Es posible? Alguien decía: si es posible soñarlo, es posible hacerlo. Y lo que pensamos de nosotros es mucho más real que un sueño, porque está basado en el ser que somos, escondido atrás de una enorme montaña de trivialidades.

No le aburro más.

Esta, Amigo, es la parte de mi que usted no conocía. Yo estoy saliendo del closet, en el mejor y más viril de los sentidos, jeje. Salga usted del suyo, previa advertencia de que si su salida no es tan varonil como la mía, no se desespere, no será el primero y quizá tampoco el último. Esto, finalmente, es tender un puente, es aventar una cuerda hacia adentro de uno mismo, y empezar a tirar de ella. (Gracias por tu invaluable apoyo, sábete que es definitivo que tuve que conocer tus demonios para sentirme incluido y darme cuenta de que finalmente, es totalmente cierto que todos estamos un poco locos.)

23:17 hrs. Que pase Ud. Buena noche.

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