jueves, 24 de septiembre de 2009

¿Qué tipo de Ciudadano es Usted? (Parte I)

La definición de Ciudadanía la establece como "El derecho y la disposición de participar en una comunidad, a través de la acción autorregulada, inclusiva, pacífica y responsable, con el objetivo de optimizar el bienestar público." De acuerdo al Larousse cibernético (wikipedia).

Esta definición, sin duda copiada de algún otro sitio, comprende varios aspectos que me gustaría comentáramos un poco más a fondo, en estos tiempos de crisis no solo económica, sino social también en este país. Hace muy poco comenté con allegados una preocupación mía que poco a poco va creciendo, en la medida de la incertidumbre que me provoca. Y esta va en el sentido de que la crisis económica por la que atravesamos no nos permite visualizar otras crisis paralelas, aun cuando no sé si asociadas a la primera, que bien pudieran comentarse como crisis educativa, de salud, de valores; es decir, un sinfín de males a los que podríamos hacer perfectamente frente si nos viniesen de uno en uno, pero juntos…….

Entiendo, sin ser médico, que la vejez en el organismo humano se traduce en una serie de fallos generalizados de sus funciones, tanto más graves los padecimientos como importantes los sistemas afectados, y tanto más riesgosos como juntos pudieren venir esos fallos, traducido a un lenguaje normal, alguien que ingresa al hospital por una pulmonía, deja de recibir alimentos, lo que le conduce a un cuadro de desnutrición, a su vez este a un fallo renal, Etc. Etc. Y todos los etcéteras necesarios hasta que ocurre inevitablemente la muerte. Ésta ocurre cuando alguno de los fallos es lo suficientemente grave como para detener una parte vital de la maquinaria humana. Eso es la vejez y muerte final.

Pareciera que del mismo modo ésta, nuestra sociedad, está padeciendo muchos males a la vez, todos juntos, como una especie de prueba suprema que sin duda superaremos, aunque no veo de momento cómo. Una cosa es cierta, de esta no moriremos. Las voces que hasta ahora se levantan en su mayoría culpan al desgobierno o a las instancias rectoras de tal o cual política o administradoras de tal o cual servicio, independientemente del deficiente funcionamiento del aparato gubernamental que hemos logrado tener después de décadas de mala educación y prácticas indeseables.

Pero la incertidumbre a la que hago mención es precisamente la que hace referencia a que no se ve la luz al final del túnel, no se ve para cuándo pudieran cambiar las circunstancias o qué las hará cambiar. Pienso que cualquier institución, dependencia, organismo, u organización se verá rebasada por la magnitud de los males que padecemos actualmente pues al igual que los pulmones con los riñones, con el corazón o con el cerebro, todo está concatenado entre sí en funciones en serie, paralelas y redundantes que sería muy difícil desligar una parte de otra para sanearla.

Siendo las cosas así… ¿Cómo se solventará esta cuesta abajo que parece no tener fin? La respuesta, a mi parecer, la tenemos todos. Corrección: No todos, mas bien, cada uno de nosotros…. que no es lo mismo, pero es igual.

A que me refiero: a que debemos asumirnos en nuestro papel de ciudadanos, pero con la definición ampliada. De acuerdo a la definición de inicio de este artículo, el ciudadano tiene el derecho aunque en ningún momento la obligación, el ciudadano debe tener la disposición a participar (muy bien) a través de la acción autorregulada (muy mal)………. Con el objetivo…. Etc. Esta Indefinición no nos aterriza en acciones concretas, ¿qué quiere decir esto? Que los ciudadanos, como tales, tenemos al parecer, muchos derechos y muy pocas obligaciones.

La ciudadanía es un estatus político y social. No tiene que ver con los aparatos de procuración de justicia, o en el sistema de administración tributaria, etc., participamos en estos entes y en tantos otros, pero en diferentes categorías, que no como ciudadanos, es decir, en otros ámbitos somos pacientes, contribuyentes, indiciados, testigos,….. Pero política y socialmente somos ciudadanos, y el ciudadano en sí mismo es, en este país, alguien que tiene la opción de levantar la mano para pedir, y que no se encuentra obligado ante nada o ante nadie para hacer cualquiera cosa dentro del ámbito político o social, que insisto, es desde ellos desde donde nace la perspectiva pura de la ciudadanía de las personas.

Una vez establecido lo anterior, capto que lo único capaz de rebasar en número y en fuerza la agrupación de todas las organizaciones de administración de los servicios que una sociedad necesita, es la población en su totalidad, la ciudadanía. Por ello considero que los ciudadanos tenemos deberes para con nosotros mismos, a través por supuesto, de los aparatos encargados de administrar la vida diaria y los recursos públicos.

Le pondré un ejemplo: ¿Qué le parecería que tuviésemos NO el DERECHO, sino la OBLIGACIÓN de VOTAR? ¿Qué le parecería si NO hubiese servicio de RECOLECCIÓN DE BASURA por el simple hecho de que estuviese PROHIBIDO GENERARLA? ¿Se le hace demasiado difícil una vida así? ¿Por casualidad vive usted cerca de un tiradero de basura a cielo abierto?

Le propondré, en las siguientes entregas, que hagamos un ejercicio. Le aseguro que quizá no alcancemos a percibir algún cambio significativo… pero si es Usted un tanto observador, verá levantarse algunas cejas a su alrededor.