miércoles, 20 de junio de 2012

Que Días

Que días aquellos, cuando éramos libres del sentimiento, con esa libertad que se respira tan hondo, que abre los pulmones casi tanto como el corazón. Qué días de lluvia, de relámpagos nocturnos,  de mojarse bajo el chorro de los bajantes del techo de la escuela y regresar a casa regañados por doña Maury, de Sol radiante rebuscando cada trasto, cada piedra, encontrando lombricillas para experimentar en el fondo del tambo volteado que la abuela tenía en el patio. Días de burritos con sal y de Paquita sobre el árbol de guaya. De los memorables partidos de beisbol con pelota de goma contra los vecinos de la Leandro Valle, del gol-para en el portón de la Rebeca, de cuando la preocupación consistía en ganar el partido de basket, en las cartas de la novia, en el disco del amigo.
Que días aquellos del cuerpo flexible, de la mente brillante, del corazón limpio, del cerebro de 360 grados. Noches de hot dogs, de películas, días de biblioteca, de amigos, de futbol, de futbol y más futbol. Días de resortera, de  pichichis, de caminar y caminar, de escopeta, de calibre 22; de correr, de seguir, de volar como el viento, sin fronteras y sin conocer el dolor.
Qué días del pan de Agustín, de la leche bronca, de la quincena en la despensa acarreando pollos, del mandado, de los cigarrillos de la abuela y las galletas de animalitos, del litro de petróleo, de sacar la basura a la esquina. Tardes de parque, de desafiar la vida en bicicleta, de guardar el uniforme, de rayar las camisas y de bañar a los perros y lavar el auto. Sábados de cine y domingos de compras, de jalar el carrito, de pedir y de conocer el universo dentro de una bolsa de sabritas.

Qué días.

No hay comentarios:

Publicar un comentario