martes, 29 de marzo de 2011

A mi, que me esculquen

Le diré, mi estimado y único lector, que yo vivo en una colonia en el extremo Sur de mi ciudad, muy cerca de la carretera federal,apenas salir del pueblo se encuentra una estación de servicio de gasolina con una tienda de autoservicio de esas que tienen dos X. De tal suerte que continuamente paso por el rumbo, a la gasolinera o a la tienda, o a ambas. Y últimamente se ha instalado cerca de la estación un reten del ejército que detiene a los conductores por la clásica revision de rutina. A fuerza de verlos todos los días les conozco bien: los comanda un oficial flaco y moreno con pinta de costeño al que, a pesar de verse con diferencia física respecto al resto del grupo, le respetan. De avanzada y banderero está siempre al frente un soldado pequeño y malencarado. Yo creo que muy a propósito ponen al frente al que tenga peor fachada, quizá eso enseñen en la escuela del ejército como una especie de estrategia o algo así para empezar a espantar al enemigo. El más feo hasta adelante.
El caso es que se da la circunstancia de que este feo y malencarado "sorchi" invariablemente me pide que me orille a la revisión de rutina (ya se volvió lo que sigue de la palabra rutina, que no se que sea), yo me hago el propósito firme y diario de saludarle cuando voy "de ida" hacia la mentada gasolinera, a modo de que me reconozca "de regreso" y se acuerde que soy vecino, que paso por ahi todos los días y que revisar mi vehiculo es una necedad, un acto ocioso y una perdida de tiempo. Pero no. este chaparrito siempre a lo mismo. -"Orillese a la orilla"- me dice. Y aunque son palabras mas que gastadas en este sexenio, siempre me recetan aquello de "estamos aplicando la ley fulanita de tal del reglamento de armas de fuego y explosivos" (valgame, ahora resulta que sospechan que traigo explosivos). Acto seguido revisan lo mas minuciosamente que pueden la camioneta (no son nada minuciosos) para ver si encuentran los explosivos. Alguna vez, le confesaré a usted mi único lector, me dio por andar cargando los pañales sucios de mi hija, en busca de un bote de basura apropiado donde tirarlos, eso es lo más cerca que he estado de traer algo tóxico o peligroso en mi vehiculo. Pero No más.
A veces platico con el oficial de turno, a veces no. Me resulta extraño que me sean familiares y yo a ellos no. quizá es parte de su oficio borrar de su mente cada cara que acaban de ver. No lo sé. De hecho no me molesta que revisen y revisen porque se que no encontrarán nada. Salvo la última vez , en que me preguntaron de donde venía; a lo que contesté que de la tienda, y cuando me preguntaron hacia dónde me dirigía, contesté amablemente que al baño, y que si no le molestaba, tenía cierta urgencia. es la única media sonrisa que le he visto al Flaco moreno.
En fin. Ellos revisan y yo paso, yo paso y ellos revisan, asi ha sido asi es y asi será.
Tenga Ud. buena noche, ya váyase a dormir y deje de estar perdiendo el tiempo leyendo estos disparates.

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