miércoles, 1 de diciembre de 2010

Agarra tu gallina y vámonos

"Un par de ladrones intentan entrar a un patio ajeno a robar unas gallinas. No se deciden acerca de cual será el primero en intentarlo y no cuentan con que, previendo que aquello pudiera suceder, el granjero dueño del gallinero se encuentra del otro lado de la barda armado con pavoroso garrote esperando a los intrusos.

El primer ladrón le señala al segundo un agujero en la barda del predio, por donde podría atrapar alguna gallina, asi que el segundo ratero mete el brazo y lo agita dentro, para intentar atrapar algún pollo, movimiento que detecta el granjero y de inmediato, blandiendo el garrote, le atiza un golpe en la mano que le quiebra tres dedos. Conteniendo un aullido de dolor el ratero saca el brazo y de inmediato se guarda la mano bajo la axila del otro brazo para aguantar el tremendo dolor.

Le pregunta el primero: - ¿Agarraste algo?-. Responde el segundo: - ¡Agarra tu gallina y vámonos, yo ya agarre la mía!-

El primer caco se asoma por un agujero de la barda con el fin de ubicar el emplumado botín, momento que aprovecha el granjero para asestarle tremendo garrotazo en la cara, que ipso facto le tira toda la primera fila de dientes incluidos los premolares. Con los ojos llorosos, y tapándose la boca para retener los dientes caídos y el consecuente brote de sangre, el raterillo se retira de la barda, momento que aprovecha el otro para preguntarle: -¿Atrapaste alguna?- responde el primero sin quitarse la mano de la cara y mascullando entre dientes (es una ironía): -¡¡Agarra Tú otra que a mí ya me ganó la risa!!-."

A la salida de las cajas de los supermercados y tiendas de autoservicio se encuentran los famosos cerillos, que por una módica propina le embolsan, embalan, o meten en cajas su despensa. A las puertas de salida del mismo súper se encontrara Usted a unos fulanitos que por otro tanto similar le ayudan a cargar las cosas hasta su auto. Una vez que arranque para salir del estacionamiento le caerán uno o dos "viene viene" o franeleros, que además de su chamba de sensores de reversa, le han puesto a su parabrisas un cartón para protegerlo de los rayos solares, y según ellos han cuidado su auto durante los 15 minutos que estuvo en el cajero automático y las 5 horas que ocupó en acompañar a su señora a hacer el súper. Asi que estos amigos, aparte de los sensores de reversa, le sustituyen a su auto el aire acondicionado y la alarma viper.

Apenas llegue conduciendo al primer semáforo en rojo, aparecerán como por arte de magia enfrente de su auto tres jovenzuelos armados con una botella plástica con taparrosca perforada conteniendo agua de jabón, y un jalador de mano con la intención de limpiar el parabrisas del auto que acaba usted de sacar del lavado. Justo atrás de estos amiguitos un payasito mal pintado hace malabares sobre un monociclo tratando de atrapar tres antorchas encendidas que vuelan por los aires. Un viejecillo le toca insistentemente la ventanilla musitando cosas ininteligibles en un idioma tan ancestral como desconocido, mientras que por el lado del copiloto intentan venderle camotes, tostadas de coco, o calaveritas y pollos de plástico. Siga adelante, hasta que llegue a comer al restaurante de siempre, en donde un sonriente mozo espera por la llave de su auto en lo que pasa a comer, el tipo conduce 10 o 15 metros para aparcarlo en la misma acera por donde Usted venía (el restaurante no tiene estacionamiento propio, claro, el mozo solo le busca el mejor lugar posible en la banqueta, cosa que usted mismo pudo haber hecho). Una vez dentro, el mesero se desvive porque coma bien y a tiempo, y a la salida el mismo mozo da la vuelta completa a la manzana en su auto con tal de que usted mi amigo no camine los 15 metros que le separaban de Él.

Todos ellos, desde el cerillo del súper hasta el valet parking esperan de Usted o de mí una retribución que no se encuentra tasada ni regulada por algún organismo ni paga impuesto alguno, y hacen un trabajo que no es estrictamente necesario y para el que nadie les llamó. Eso se denomina autoempleo y es una de las maravillosas invenciones de este gran país. Como ellos, a diario lavadores de autos en las aceras y estacionamientos, niños que le llevan botes de agua para sus floreros en los panteones, gente que le lleva esto o le trae aquello, intentan sobrevivir porque no se encuentran incrustados dentro de la economía formal y ni siquiera la informal. Lo de ellos es más bien la generación de una necesidad a partir de una actividad no necesaria. En fin que, suceda lo que suceda, existe quien les da una moneda y quien no les da nada, defensores y detractores que ni los potencian ni los eliminan.

Eso, al fin, no le afecta a Usted amiguito ni me quita el sueño a Mí, pero he de comentarle de cualquier modo que, en ese pequeño mercado-sobre-ruedas dentro de la economia mundial, se mueve mucho dinero, para que le considere, en caso de que algun dia no cuente con otra opción, puede pintarse la carita de payaso e irse a una plaza publica, o bien píntese completo de latón y no mueva una pestaña, los pesos empezarán a caer solos en su sombrero.

Tenga buena noche.

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