lunes, 8 de noviembre de 2010

Como un dolor de muelas

Bien, ¿ha sentido alguna vez usted un dolor de muelas? Sé que la pregunta quizá puede parecerle ociosa, banal, intrascendente, egoísta, trivial, insípida, anodina, insustancial, vana, fútil y falta de criterio, pero se también que si ha pasado usted el referido trance no le parece así.
Le cuento a usted, que se ha quedado en este blog, que hace justamente siete días he acudido con el facultativo a fin de que me revisara una muela que había tenido a bien joderme la vida los cuatro días anteriores. De tal suerte que una vez que me hubo revisado Chely (así de confianza se debe tener con la persona que es capaz de detectar perfectamente lo que se ha comido uno la última semana, tortillas incluidas) concluyó en una serie de tecnicismos de los que alcance a pescar una o dos de las catorce razones que me dio para extraerme la famosa muela.

"Muerto el perro se acabo la rabia" reza el refrán. Que, ¿el que invento esa patraña no sabia nada de infectologia, epidemiología, o fatales consecuencias por el estilo?

Es muy curioso como en la era del rock y de los corazones trasplantados (diría Gabo) la odontología moderna aun no inventa el RLDDMSDYSQSSDUC (rayo-laser-desintegrador-de-muelas-sin-dolor-y-sin-que-siquiera-se-de-uno-cuenta) o alguna mafufada por el estilo que ayude a aquellos que acudimos a que otros nos resuelvan ese especifico problema. Pero no: fatuas ilusiones, vagas ironías, tristes mentiras. La descarnada verdad es que después de aplicarme tres inyecciones de anestesia local (¿demasiadas no? Yo también dije lo mismo, hubiera preferido una sola inyección de anestesia… General) trajo Aracely unas pinzas que (lo juraría) me parecieron idénticas a las que utilice el otro día para intentar componer el soporte del escape de la camioneta, y mientras comentaba de temas de lo más triviales empezó un ritual de estire y afloje mandibular dentro de mi cavidad bucal.
Durante los recesos que me daba para enjuagarme le pregunte insistentemente si recordaba que era solo una pieza la que debía sacar y no dos o tres porque de plano yo sentía que pensaba dejarme con menos dientes que una tortuga. Al mismo tiempo empecé a cavilar acerca de si no sería necesaria una o dos unidades de sangre, así, nomas, por si las dudas, no fuera a ser la de malas y muriese desangrado ahí mismo. Después de aproximadamente 25 minutos de tiros y jaloneos asomo la pieza, - ¡que grande pieza! ¡Que raíces tan grandes!- (pensé para mis adentros... Si está tan bonita entonces ¿¿por qué la sacamos?? ¿¿La dono a un museo??? )

Adolorido y todo, respire un tanto aliviado al ver que la causa de mis recientes males se encontrara fuera de mi. Lo que siguió fueron las recomendaciones de rigor: que nada de grasas en la comida, cero sexo, nada de ir a correr por una semana, los clásicos enjuaguitos de agua de sal y Vantal, si tomas no manejes, cero sexo, antibiótico leve y desinflamatorio normal. Así, con lo del sexo dos veces, caray, como si en la raíz de la muela se me viera lo sexoso o algo por el estilo.

Salí de ahí entre abatido y aliviado, directo a la oficina (como siempre verdad, je je) en donde estuve errático y apesadumbrado por el dolor residual. Me propuse tomar religiosamente mis barbitúricos, guardar el mayor reposo posible, resignarme a una dieta de sopa, helado de limón, agua, y nada de disgustos. Difícil conciliar el sueño por la noche, pero con la esperanza puesta en los muchos motivos de mejoría creo que empecé a soñar desde antes de estar dormido. Al día siguiente mismos síntomas y como si nada, me he atravesado las mismas pastillitas recetadas por la doc pero ahora de dos en dos me dije a mi mismo, para mejores efectos.

Por la noche todo iguanas ranas. Que caray, venimos a este mundo a sufrir, así que esta cosa no es más que una forma. Al tercer día lo mesmo dicen en el rancho. Al cuarto día de plano regrese con Chely. Ya no se que era: la muela, la quijada, el agujero que quedo, o el inmenso cerro de mis pecados lo que me dolía. El caso es que le dije como el poeta: me habéis quitao la muela, quitadme este dolor, la quijada, la cabeza o la vida ( Yo y mis malditos sentimentalismos jeje). Una vez auscultándome la facultativa indico un raspado de la herida ( no me haga Ud. Esa mueca, ya va de asqueroso de nuevo), el cambio de antibiótico y nuevos remedios a base de placebos y vejigatorios. Y por ahí empezó otra vez la negra historia. Porque al dejar de ver resultados se abre en la mente una grieta pequeña que da paso a la exasperación. Las voces sabias de la experiencia empezaron a levantarse a mi alrededor, la tía Martucha que con Maguey morado, la tía Mary que con agua de sal, mi santa madre que con epazote, argel, malamujer,esto que con lo otro y el espíritu de la muela ahí sigue, jode que jode.

Al momento de escribir estas líneas me he inventado un coctelito con las mismas medicinas que me han recetado, variando ligeramente las proporciones indicadas, con el que medianamente puedo dormir un rato. Creo que esto es tema trillado ya y que en algún sitio debe haber incluso hasta películas con el título de "La venganza de la muela maldita" o algo así. De momento me parece que el combinado de medicinas está surtiendo efecto, así que pase usted buena noche y no gaste su tiempo en ironías respondiéndome la cortesía.

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