jueves, 19 de agosto de 2010

El agua maldita


No se exactamente que cosa es.Me lo han preguntado pero no lo sé con precisión. ¿Que por qué lo traigo entonces? No me haga Usted la pregunta de ese modo, es un sofisma. No veo como relacionar una cosa con la otra. No deberían tener dependencia una de la otra. Pero la gente pregunta.

Así es la gente humana- decía mi padre.

Pero lo traigo porque un amigo me lo ha dado a modo de encargo, y los amigos son los amigos, que caray. Realmente me resulta desagradable su cercanía pero no me puedo deshacer de ella. Al menos no hasta completar su misión.

No puedo olvidarle pero no quiero recordarle. Me resulta desagradable pero no puedo abandonarle. No sé qué hacer con ella pero no pude rechazarle.

Es agua para el radiador- dijo el chofer.

No, definitivamente no. Si mi auto tuviese radiador lo más seguro es que yo no supiera en que parte localizarlo.

Es agua bendita- dijo mi asistente, mientras abría la botella (-bajo tu cuenta y riesgo- le dije), al tiempo de que la presión contenida dentro hacia que el líquido se derramara y le manchara las manos. –¡¡Huele mal!!- Espetó con la nariz bastante arrugada. –Bajo tu cuenta y riesgo- repetí.
Inmediatamente se fue a lavar las manos.

-¿Dónde la pongo?- me pregunta.

Donde no la vea… pero no muy lejos, no se me vaya a olvidar que la traigo- contesté.






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