jueves, 4 de febrero de 2010

No es lo mismo pero es igual

Si, ya sé, me dijiste que te ibas, pero que te ibas a quedar. Un rato, pues, a ver si cambiaba yo de parecer. Por mí quédate, nada mas no hagas bulto. Toma tu silla y siéntate en la esquina donde no hay ventana, para que no tapes la luz. A esta hora es muy necesaria para ensartar el cordel en el ojo de la aguja y tengo que terminar esto. Si hoy no pesco mañana no comemos. Y alcanzará menos si te quedas, tómalo en cuenta, para la próxima que decidas irte quedando. Aquí tenemos muchas necesidades y tú no te das cuenta o te haces de la vista gorda o las dos cosas combinadas y revueltas. Desde la semana pasada te vengo diciendo que si no estás conforme que arriendes para donde se fue tu comadre la última vez que se juyó, a ver si así ninguna de las dos regresa. Esa es mi esperanza. Pero ahora has decidido quedarte pero sin estar. Así está más difícil porque comes y no ayudas, porque estorbas y no empujas ni jalas. Porque no pegas el ojo mientras nos vamos al río y cuando regresamos ahí estás, me lleva. Mínimo nos hubieras acompañado por lo menos para hacer plática. Cuando estamos allá solos como que la noche se estira y no se acaba. Eso sería muy bueno si hubiera pescado, pero la verdad de las verdades es que desde que vinieron los de la compañía de exploración y retumbaban las explosiones en el potrero de Don Ananías todo el pescado se fue. Ya ni camarón hay, puro reculador y ese no vale, ni al caso sacarlo del río porque pesa más el cansancio que la moneda que nos dan por él.

En fin, ya me preparo, ya no termine de remendar esto porque me distraes, ya ves, te hubieras ido desde antes que oscureciera ahorita ya fueras subiendo la loma grande, que por allá es donde dicen que vieron por última vez a tu comadre. En vez de eso te quedas y me estas hable y hable mientras yo trato de ensartar el sedal en la aguja de arria, y así pues nomás me distraes y nunca acabo. Ahí se va, total que nada se saldrá de este paño porque nada hay en el río que se pueda pescar. Si acaso alguna tortuga pero hasta esas se fueron con las reventaderas de la compañía de exploración. Dejé un caldo en el fogón pero es para el perro, que no come desde el lunes y mañana me lo quiero llevar a ver si agarramos aunque sea un tejón ya que en el agua no hay nada, en la tierra habrá, pero necesito al firulais vivo, no muerto de hambre, así que ni se te ocurra comerte su caldo. A estas alturas me importa más el que tú.

Quédate si quieres en el mismo rincón de donde no hay ventana, ya vi que te acomodaste ahí. Puedes agarrar la hamaca y hacerla bola para almohada. No te metas en mi catre porque de regreso pienso invitar a tu prima la flaca a que se quede aquí, a ver si ella me sale más buena y me da menos problema que tú. Si tienes ganas de hacer algo te dejo la mitad del paño a ver si tu puedes ensartar el sedal en la aguja, si lo tomas déjalo donde estaba luego, no quiero andar buscando las cosas donde no están. Si decides irte no hace falta que le pongas el horcón a la puerta, que a lo mejor la flaca se viene desde la medianoche y no me gustaría que se quedara esperándome afuera en el fresco de la madrugada. Pero eso es por si te vas. Si te quedas ya te dije. Pero haz lo que quieras, vete o quédate, que para mí no es lo mismo pero es igual.

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