No te irás.
Observas a través del cristal, ves la vida pasar, o tu paso justo en medio de la vida. Lo que aplique en ese momento. En tu burbuja están tú y tus pensamientos, que se expanden, que rellenan todos los espacios y luego no dejan lugar para más. Probablemente cuando eres más joven esta sensación puede llegar a desesperar. Al paso de los años ya no es angustiante. Sabes que es un proceso que como todo, tiene que pasar. Sólo procuras que pase de la forma más apacible posible. En ese momento es complicado lograr la sinapsis necesaria para concatenar cualquier proceso creativo, así que es mejor dejarlo pasar y se irá, aunque vuelva. No tiene caso gastar energías en ahuyentar la sensación porque es muy posible que solo te canses y no se vaya. Finalmente, la experiencia y los años te dicen que se irá sola, incluso aunque no lo quieras. Así, recuperas la respiración normal, la percepción de los sentidos en su totalidad y después continúas.
Mucho de lo curioso de este asunto es que para las personas aparentas estar en actividad, ser alguien ágil de pensamiento y medianamente de acción. Pero por dentro te percibes lento, dubitativo, dudoso y con miedo. Por dentro no dudas de lo que tienes que hacer, sino para qué lo haces , eso hace que hacia el exterior tus esfuerzos se vean decididos y concretos aunque no sepas exactamente hacia dónde vas o por qué haces lo que estás haciendo. Sabes que no estás ni cerca del límite de tus fuerzas y mucho menos en pleno uso de tus sentidos, pero la vida sigue y tienes que avanzar, el cuerpo es resiliente y la mente lo es aún más.
Ocupas demasiado tiempo pensando; en muchas de las ocasiones esto es visible para los demás, en otras no tanto, aprendes a hacerlo preferentemente en soledad. Creo que actualmente se le llama sobre pensar. Yo no diría que es así porque no es necesario que pienses exactamente lo mismo una y otra y otra vez, si no que piensas varias cosas o situaciones del mismo asunto. Cuando lo haces de forma positiva eso te ayuda a encontrar otro enfoque y posiblemente la solución a tu problema… cuando no, sólo es dar vueltas consumiendo tiempo y energías que pudieras ocupar para cosas más relevantes, más urgentes o placenteras. Pero en ese momento el placer está vedado para ti. No lo merecerás hasta que no resuelvas. Es la paradoja del asunto, ocupas un tiempo que no tienes en pensar y no hacer cosas que no son útiles, sin tener un solo resultado palpable. Cuando haces esto lentamente las personas se dan cuenta de qué tienes un problema. Cuando lo haces de forma rápida nadie lo nota, es simplemente parte de tu dinámica de vida.
Y pasa que al final no pasa nada; ya que de manera normal la vida no va tan rápido como tus pensamientos. Tiene pausas, ritmo, cadencia. Pero una cosa es cierta: no se detiene, por lo que sabes que, o llegas a una conclusión y actúas en consecuencia o la vida lo hará por ti: modificará sus circunstancias hasta que tus opciones se terminen, y entonces no actuarás en consecuencia sino acorralado y en muchas ocasiones, bajo presión. Aprender esto termina formándote para tomar una decisión, motivado por las circunstancias, por las necesidades, pero muchas veces más motivado por el tiempo, que se agota.
Ja ja ja, casualmente aquí está la vida.. haciendo toc toc en la puerta . Aunque sé que no te quieres ir, no puedo atenderte ahora, pero sé que no me dejarás, ni ambiciono a que así sea de momento.
Así que nos vemos más tarde, por ahora hay que seguir girando en esta rueda de la fortuna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario